Una 'pilier' con paso firme

MÓNICA PURAS (SPC) / Burgos
-

Las más fuertes (10) | Una simple invitación a subir nota en Educación Física llevó a Alba Pardo a jugar con el balón ovalado, una disciplina que le entusiasma y atrapa a partes iguales desde hace una campaña y media. Representó a Castilla y León

Alba Pardo, jugadora del Pingüinas Rugby Burgos. - Foto: Alberto Rodrigo

Su profesora de Educación Física le instó hace alto más de año y medio a subir la nota si practicaba algún deporte. Eligió el rugby, aunque ya había 'tocado' algo de fútbol, pádel, gimnasia, natación y hasta atletismo, aunque lo de correr no sea su fuerte. Le acogieron también, pese a que al principio pareciera «algo brusco», que se abrió pronto hueco. Su padre, encantado, porque él también lo practicó. De esta forma, las idas y venidas desde Santibáñez Zarzaguda se hacen más amenas. 

Estuvo a punto de no volver tras su primer entrenamiento. «Sentí miedo. Estas tías tan enormes me van a matar», sonríe. «Vino a entrenarnos Mathews y como vio que era la más grande, me hizo un placaje. Luego Patas nos mandó correr y pensé: Yo aquí no vuelvo», prosigue. «Pero todas son majísimas. Siempre te ayudan», apunta Alba Pardo, una de las jugadoras del filial de Pingüinas Rugby Burgos con mayor proyección, seleccionado por Castilla y León esta campaña. Empezó jugando de pilier (pilar) y pasó a ser ocho, un puesto al que le ha cogido el gusto, sobre todo si sigue en la delantera.

Alegre, constante, emprendedora, trabajadora y un poco cabezota. «Si me propongo una cosa, lo hago», sentencia. Tiene madera de capitana, aunque no lo sea. «El brazalete lo lleva Jimena, mi gran amiga dentro y fuera del campo», advierte, aunque también nombra a Gadea y Carlota, como verdaderas incitadoras a que siga enganchada al balón ovalado. 

En otros deportes no tuve esa sensación de ser parte de una familia»

La inclusión y el compañerismo son los valores que justifican su militancia. «En otros deportes no he tenido esa sensación de familia. Realmente es más familia que club». En la Liga de Promoción a la que pertenece no se juegan partidos todos los fines de semana y, en sus primeros pasos, ni siquiera había chicas para conformar un equipo, así que se juntaban con otras tantas de Aranda de Duero, pero este año «ha sido otra cosa. Hemos mejorado mucho. Conseguí la jugada que creo que no repetiré nunca. Hice una salida de ocho, corrí junto a Jimena. Estábamos en nuestro cinco y con melé a favor. Me eché a correr, salté a dos chicas, hice un cambio de pie, corrí hasta medio campo y el cinco contrario me iba a pillar, pasé a Jimena y ensayó», celebra con una gran sonrisa al igual que el ascenso del primer equipo a División de Honor B, aunque lamenta no haber podido vivir esa emoción 'in situ', ya que coincidió con las fiestas de su pueblo. 

Sus referentes «totales» son las capitanas de la escuadra mayor, Ángela y Bea, «no solo como jugadoras, sino como personas», alaba. Agradece el 'tercer tiempo' e invita a las futuras generaciones a descubrir este deporte «tan bonito y divertido, donde eliges a una familia». Tiene 16 años y va a empezar 1º de BACH en el Mendoza. Se decanta por Letras. Pero eso es otra historia.