En abril, aguas mil, pero este año, nada, que no cae una gota, y se lamentan, con razón, los agricultores burgaleses de que la sequía y los traicioneros hielos primaverales han echado a perder ya un treinta por ciento de las cosechas. El campo, sediento, mira al cielo, pero el cielo parece mirar a otra parte; habrá que esforzarse un poco y sacar en procesión de rogativa a los santos para implorar la lluvia, que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, agua San Marcos, rey de los charcos, riega mi triguito, que ya está bonito, riega mi cebada, que ya está granada. Agua. Agua. Agua.
No sabemos si esta sequía que padecemos puede calificarse de pertinaz, que es apellido que tozudamente suele acompañarla, pero sí que, al margen de los daños que produce en el campo, la falta de riego se empieza a notar en los cerebros de los publicistas de la contienda electoral municipal, que, al margen de las fechas oficiales, ya se libra por aquí.
Así, el PSOE de Burgos se ha sacado del magín reseco y, sin duda, caliente en exceso por causa de las diabluras del cambio climático, un video, que ha colgado en Twitter y que la parroquia socialista se ha apresurado a retuitear con gozo incontenido, cuyo eslogan es: De la Rosa, Tu champú anticaspa. Como lo oyen, o mejor, tal cual lo leen.
Resulta, pues, que el alcalde y candidato a la alcaldía es la solución mágica para los supuestos problemas de caspa de la ciudad, personificada en un desfile militar y en antiguos regidores, que se muestran en el video, que concluye con la imagen de unos botes de champú impresos con el logo socialista y la frase publicitaria: De la Rosa. Solución anticaspa.
Todo es, ya decimos, consecuencia de la falta de riego, de la falta de agua, que hace estragos. Nada hay mejor que el agua, dice Píndaro en su primera Olímpica, en la que ensalza la victoria del tirano Hierón de Siracusa a lomos de su caballo, nada hay mejor que el agua, sí, pero no cae, y ahora que íbamos a echar pelo porque tenemos champú para lavar la Cabeza de Castilla y eliminar la caspa, no tenemos agua, vaya por Dios; la felicidad, ya se sabe, nunca es completa.
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