Sonorama Ribera saca nota en seguridad

A. del Campo
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El percance más acusado fueron varios robos en el camping. No se ha recogido ninguna incidencia grave

En medio de todas las polémicas que están envolviendo varios festivales de España como O Marisquiño o el Mad Cool, Sonorama Ribera vuelve a marcar la diferencia. Si el evento arandino se define por ese carácter único que representa la plaza del Trigo, ese punto de excepción parece darse también en materia de seguridad. Tras consultar a la mayoría de los responsables de este área (los que han facilitado datos) se concluye que el Sonorama aprueba y con buena nota el examen de la seguridad.

Los únicos incidentes denunciados y conocidos por este periódico han sido varios robos en el camping del festival. La voz de alarma la dio una asistente que tras poner un candado en su tienda vio como había sido víctima de un hurto. El jefe de Protección Civil en Aranda, José Luis García, confirma esta queja: «Nos han indicado que debió haber bastantes robos. Debería haber vigilancia en el camping, no solo en puertas, sino en el perímetro. Desde fuera es desde donde se ve si alguien está saltando o no». Por su parte, el director del Sonorama, Javi Ajenjo, recuerda que «hay unas taquillas en el camping baratísimas. Por cinco euros puedes tener una los cinco días del festival. Y no fue nadie. Robar pueden robar en el camping del Sonorama y en cualquier camping del mundo».

Al margen de los robos, no se han registrado mayores problemas. El concejal de Seguridad, Máximo López, remarca que la Policía Local «no tiene nada absolutamente relevante». Incluso señala que en la sede del cuerpo municipal, que sirve de objetos perdidos, se han recogido carteras con dinero, móviles de elevado valor... «Esto habla del civismo de la gente», apostilla el edil popular. A su vez reconoce que sí ha habido quejas por «ruidos y suciedad, y molestias en la calle Barrio Nuevo».

Las protestas enumeradas por el concejal son las habituales los días de Sonorama y las habituales fueron también las incidencias registradas por Protección Civil más allá de los robos. «Lo normal son golpes de calor en los conciertos, alguna torcedura… nada fuera de lo habitual que no haya podido haber otros años», explica García para después contar un caso aislado pero llamativo: «Un voluntario se hizo un esguince intentando salvar a una chica que supuestamente estaba encerrada en un baño, pero al final en el baño no había nadie. Dieron un aviso falso».

Una de las novedades en materia de seguridad además del aumento de efectivos eran los puntos violetas. Espacios destinados exclusivamente a atender casos de violencia de género. En ellos únicamente se ha contabilizado un episodio de acoso que no se dio en el festival, sino en el viaje de una asistente mediante blablacar. 

Más allá de este suceso no se ha comunicado ningún otro caso de acoso o abusos sexuales, como confirman tanto en la Asamblea Feminista de Aranda (AFA) como en el servicio jurídico del recinto ferial. Es más, AFA valora el compromiso de la gente con la sensibilización y el responsable jurídico declara que se «ha mejorado la organización» y que como nunca ha habido incidentes, el trabajo «no es de resolución de problemas sino de prevención». Por su parte, la organización también presume de los resultados: «No ha hecho falta la presencia de agentes por el buen comportamiento de la gente. En Aranda, independientemente de la cantidad de asistentes, creemos que se ha circulado con normalidad, y en el recinto también. Se han cumplido las expectativas».