Una tormenta que aún descarga

G. ARCE
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Se cumple un año del desastre que asoló en pocos minutos buena parte de la ciudad y que anegó bajo un metro y medio de agua a Pilar Urbano y a su hogar, hoy recuperado del fango

La casa arrasada por la tromba de agua, antes y después del desastre. - Foto: Alberto Rodrigo

Todavía se emociona y se enrabieta al recordar aquella tarde del 28 de mayo de 2021. Todavía mira -sin creérselo del todo- su querida casa, la misma que en un instante aciago -sobre las 4 de la tarde- quedó sumergida bajo un metro y medio de agua y fango que a punto estuvo de costarle la vida. La tormenta más extraordinaria vivida en la ciudad en décadas se cebó con esta vecina del Camino las Blanquesas, en la parte alta de Pisones, reventando las ventanas de la cocina y un dormitorio, tirando puertas y tabiques, haciendo flotar muebles, sanitarios, televisores y electrodomésticos, obligando a Pilar Sedano a nadar desesperadamente hacia la puerta para salir de la trampa mortal en la que estaba metida.

Esa misma puerta, la que abrió su nieto Jorge en un rescate in extremis, muestra hoy el abombamiento provocado por la enorme presión ejercida por el agua de lluvia aquella tarde. En el interior de la casa solo queda el recuerdo del nivel que alcanzó el lodo en un pequeño almacén aún sin rehabilitar, el resto de la vivienda se ha ido recuperando poco a poco. Incluso el muro que derribó el agua, dejó al descubierto la casa y por donde se precipitaron la nevera, la lavadora, el ajuar y las bombonas de butano ladera abajo hacia la Autovía Ronda esta hoy en su sitio.

Pilar tiene 80 años y, tras meses viviendo con sus hijos, ha vuelto a la casa que construyó con su marido hace 55 años en la parte alta de la ciudad. Ya no luce el vendaje en la muñeca de la quemadura que le provocó el accidente, pero ha perdido diez kilos con los sucesivos disgustos. Para ella, la tormenta todavía sigue descargando; es más, reconoce que cuando llueve fuerte abre la puerta de su casa por precaución, para que no la vuelva a pillar por sorpresa un nuevo diluvio. "Incluso me llaman mis nietos para preguntar si todo va bien...".

La casa arrasada por la tromba de agua, antes y después del desastre.La casa arrasada por la tromba de agua, antes y después del desastre. - Foto: Alberto Rodrigo

En sus recuerdos de los últimos doce meses siempre están presentes ellos y sus tres hijos, que han hecho todo mucho más fácil, desde el desescombro inicial hasta la acogida temporal en sus casas mientras duraron las obras. Tuerce el gesto cuando habla de los seguros, que aparecieron rápido en el lugar del desastre, pero que nunca lo fueron a la hora de dar soluciones.

El caso de la vivienda del Camino las Blanquesas quedó en manos del Consorcio de Compensación de Seguros al tratarse de un desastre natural de grandes dimensiones. "Si se pueden lavar las manos se las lavan, si te corresponden dos te van a dar medio. Tuvimos que pelear duro con ellos, sobre todo mi nieto...".

Situación excepcional. El aguacero se cebó en la zona sur de la ciudad y el polígono de Villalonquéjar, convirtiendo calles en ríos e inundando lonjas y garajes. El servicio de emergencias 112 recibió más de 200 llamadas aquella tarde y fueron atendidas más de 150 salidas por inundaciones. Bomberos y Policía Local tuvieron que multiplicar su personal para responder a la espectacular demanda de auxilio.

Estado en el quedó la cocina tras la tromba de agua que alcanzó más de metro y medio de altura.Estado en el quedó la cocina tras la tromba de agua que alcanzó más de metro y medio de altura. - Foto: Alberto Rodrigo

Tras la lluvia y el interés mediático del suceso todo ha sido muy complicado, incluso desesperante para las víctimas. A los seguros se sumó la falta de albañiles para realizar unos trabajos de urgencia e incluso Pilar se vio obligada a amenazar con quemar el montón de enseres destrozados por el lodo que permaneció delante de su casa durante dos meses si no se les recogían. 

El camino de la parte alta de la casa, que les separa de las tierras de labor donde se inició la cascada de agua, se ha arreglado varias veces, pero no cree que pueda evitar otra tromba si se diese el caso. Siempre está presente el riesgo de que el 28 de mayo se vuelva a repetir, máxime cuando el alcantarillado no se limpia habitualmente.

Estado en el quedó la cocina tras la tromba de agua que alcanzó más de metro y medio de altura.
Estado en el quedó la cocina tras la tromba de agua que alcanzó más de metro y medio de altura. - Foto: Alberto Rodrigo

"Me convencí de que tenía que recuperar mi casa sí o sí y aquí estoy", explica Pilar desde el salón de su hogar. Hace ahora un año podía haber servido de piscina o pozo ciego. En las estanterías del nuevo mueble lucen las fotos de los nietos, dando a esta estancia una entrañable sensación de normalidad.