«Me llegaban facturas de 480 euros y yo no tenía para pagar»

L.M.
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Samira Rahmoun sobrevive con el ingreso mínimo vital

Samira Rahmoun muestra una de sus facturas. - Foto: Alberto Rodrigo

En el país natal de Samira Rahmoun, Argelia, sus familiares y amigos abonan una media de 5 euros cada tres meses para pagar el gas natural que consumen. Los inviernos, aunque no tan crudos como los de  Burgos, invitan a encender la calefacción, aunque este gesto no suponga un quebradero de cabeza para los argelinos.

Samira no dejaba de pensar en esa tarifa cuando al buzón de su casa llegaban hasta hace unos meses facturas por un importe superior a los 480 euros. «Tengo una minusvalía y en 2020 ya me concedieron el bono social para luz y gas», reconoce. Aunque por los gastos de electricidad no tiene problemas, ya que los recibos oscilan entre los 9 y los 20 euros, los correspondientes al gas le han traído por la calle de la amargura. De este modo, los 370 euros que se le ingresaban cada año para ayudar a las facturas se volvían completamente inútiles.

El encarecimiento de los suministros desde principios del año pasado disparó hasta cantidades absurdas las facturas. «Me di de baja con la compañía y me llegó un recibo de 389 euros. No tengo tanto dinero para pagarla», admite a la vez que agradece a Cáritas las gestiones. El problema reside en que la empresa que le suministraba gas le estaba cobrando el kilovatio hora a 0,3 euros. Ahora, con una nueva, el importe se le ha rebajado hasta los 0,07 euros, lo que le permite cumplir con sus obligaciones.

La situación de Samira era tan crítica que, pese a tener un problema de salud que le produce muchos dolores con el frío, se pasó el invierno encendiendo los radiadores durante apenas 4 horas.