Villahoz dará el salto a la gran pantalla gracias al cortometraje que se rueda en diferentes localizaciones tales como la ermita, la iglesia, una bodega, la buhardilla de una casa o los típicos campos castellanos y que su productor, Alberto García del Pino, natural del pueblo, pretende presentar en diferentes festivales del mundo. El propio ayuntamiento, los vecinos y los negocios de la zona se han implicado para sacar adelante este proyecto que se ambienta en la Guerra Civil y supone la adaptación libre de la novela francesa El diablo en el cuerpo.

«El corto está ambientado en los años 30 por disponibilidad de donde se rueda, por ambientación y facilidades, no tiene ninguna connotación política ni se busca el conflicto entre ideales de la época, solo se trata de un telón para que se produzca la historia», aclara García, que aunque la obra original se enmarca en la Primera Guerra Mundial en este caso se ha preferido la Guerra Civil. Se convertirá en su primera experiencia en el mercado internacional, ya que junto a su compañero Pedro Otero, director de fotografía, ya ha participado con sus cortos en varios festivales del país como el de Lanzarote, Sitges o Toledo. Además, han cerrado con el Ayuntamiento de Villahoz su estreno en la fiestas del próximo año.

Decantarse por Villahoz ha resultado una gran elección y todo han sido ventajas, admite García, que reconoce que «el pueblo se ha volcado para desarrollarlo, no hemos tenido ningún problema». Los miembros del equipo residen en Madrid pero la búsqueda de negocios para la esponsorización ha sido con negocios del entorno. «Podríamos haber buscado en Madrid y a lo mejor encontrábamos gente que hubiese puesto más dinero, pero queríamos que se centralizara todo aquí», manifiesta.

El argumento narra la historia de amor de un joven aristócrata y la esposa de un oficial del bando nacional en una población que vive un momento de pausa en la guerra. «Ningún personaje es negativo ni positivo, cada uno tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, importa tanto el conflicto social como el amoroso», explica Daniel Rabal Davidov, guionista que también se mete en el papel de Enrique, el aristócrata. Álvaro García, el productor, hace de Ramón, el oficial, mientras la actriz Carmen Echanove es Marta, la protagonista; como amigo de Ramón actúa Álvaro Luna y como su sirvienta, Lula Sáez. Mención especial merece la Asociación Sancho de Beurko, grupo de recreación del País Vasco.

Seis días de rodaje. «Trabajamos como un relámpago», aseguran los encargados de llevar a cabo este proyecto, que lo han hecho la semana pasada. Ocho personas forman el equipo, aunque para escenas como la del viernes anterior, donde se celebró la fiesta de bienvenida a los soldados que regresaban de descanso, en la que intervienen todos los actores, actrices y extras con música de orquesta en directo, hicieron falta unas 35 personas donde tampoco faltó la charanga con música de época.

La secuencia de por la mañana tuvo lugar en el entorno de la ermita Virgen de Madrigal, en la que se escenifican las trincheras y donde se dispara a cubierto al enemigo. Eso se contrapone directamente con las imágenes románticas. Al proyecto se han sumado amigos y vecinos de figurantes, como Ángel García Urbán, que ha participado como muerto en la trinchera y se muestra orgulloso de la ubicación del corto. «Está muy bien que se dé la oportunidad a este pueblo de darse a conocer, que puede llegar incluso a nivel internacional y gente de fuera lo descubra», dice el joven, que estudia ingeniería aeroespacial y que incluso se ha encargado de montar el tendido eléctrico. Un trabajo colectivo que puede generar que pronto Villahoz viaje muy lejos.