El arte de mantenerse siempre a flote

MÓNICA PURAS (SPC) / Burgos
-

Pepa García procura aliviar los malos tragos de la vida con la tranquilidad mental que le da el waterpolo, que le permite defenderse, respirar dentro y fuera del agua y sacar lo mejor de sí misma con humor, cordialidad, perseverancia y compañerismo

Pepa García, jugadora del Club Waterpolo Castellae. - Foto: Alberto Rodrigo

Su signo zodiacal es Leo, pero su ascendente o descendente seguro que procede de Piscis, porque siempre le gusta estar rodeada de agua. «Si tengo mal día, me voy al agua; si lo tengo bueno, también». Su vinculación con el medio acuático le traslada a la más tierna infancia. Ya con tres años, su extremeña madre, se las veía y deseaba para sujetar a sus hijas y que no intentaran lanzarse río arriba o abajo del Guadiana. Y le es indiferente el rincón, porque en mar, piscina, lago o charca, sabe desenvolverse cual sirena y estar siempre a flote. Irradia espíritu positivo y es una de las guerreras del equipo sénior del Club Waterpolo Castellae. Juega de cubreboya (defensa), aunque abarca cualquier puesto, salvo el de portera, que no es su fuerte. 

«¿Pero-waterpolo-femenino-en-Burgos? Sí, pues sí». Esta es una cuestión a la que ha tenido que contestar muchas veces. Y, aunque lo sigue haciendo, ya son las menos. En sus más de tres décadas de existencia, la entidad tuvo una escuadra femenina original, pero se disolvió y fue hace 15 cuando varias amantes de la natación, entre ellas Pepa, buscaron un salvavidas ante la exigencia de la competición a sus 20 primaveras.

Empleando el efecto llamada entre varias socorristas conocidas, algunas nadadoras y monitoras conformaron un gran grupo en el que hasta ahora reina un gran ambiente. No duda en  denominarlo «familia». Su mejor recuerdo lo rescata de sus primeras brazadas en un triangular al que fueron invitadas en Galicia. 

Adecuar los horarios con las jóvenes es difícil. Sufrimos algo de abandono»

Compiten en la Liga de Castilla y León, de la que son campeonas, junto a equipos de Valladolid, Zamora, Logroño y Villamediana (La Rioja). «No es la Liga Vasca, que tenía un gran nivel y más participación, pero disfrutamos bastante de este deporte que cada vez va a más», admite, apuntando que esta campaña se han inscrito varias niñas y la cantera va en aumento. Lo que le salpica a su equipo en exceso es un sentimiento de «abandono», porque entrenan a unas horas intempestivas (22,00 a 00,00 horas) y juegan sus encuentros los fines de semana sin hacer la digestión (14,00 a 16,00 horas), un obstáculo para captar jóvenes promesas, «puesto que a los padres de chicas adolescentes no les cuadran esos horarios», lamenta.  

Este curso se han juntado en los ensayos con el bloque masculino y «nos han aportado muchos conocimientos, gestos y visión, al igual que nosotras hemos sumado en otros aspectos». 

Le apasiona la «explosividad» de esta disciplina, en la que «siempre tienes que estar al cien por cien, esprintar, pelear el uno contra uno, estar pendiente del resto de rivales y también de la portería». Ahora, Pepa se permite coger aire y esperar al torneo de verano que en septiembre organiza Logroño. Ganas de trabajar, pasarlo bien y esfuerzo le sobran. Ya se oye el grito de guerra: ¡Castellae, e, Castellae, ee, Castellae, eee! 

ARCHIVADO EN: Natación