El mercado laboral ha terminado por poner en su sitio a la Formación Profesional, que poco a poco avanza hacia un modelo dual de enseñanza compartida entre escuela y empresa. Urgen más que nunca trabajadores especialistas -no generalistas-, formados ex profeso en aquello que más necesita la economía en cada momento, que es mucho y en constante evolución.

Las escuelas profesionales se están adaptando a esta demanda de las empresas y con ellas las familias y los propios alumnos, cada día más atraídos por unos estudios muy apegados a la realidad, cortos en el calendario y muy prácticos. La guinda la pone una tasa de empleo por encima del 88% en los grados superiores y del 84% en los medios de mayor inserción laboral. 

En Burgos ya hay más alumnos de FP que de Bach porque la realidad es incontestable: hay más demanda por parte de las empresas de titulados profesionales que de universitarios. Este año, en datos provisionales, la FP sumará 2.717 alumnos de Grado Medio y otros 2.677 de Superior. La suma asciende a 5.384, situándose así por encima del censo del Bachillerato (4.795).

Según las previsiones de Europa, la demanda de estos especialistas va a ser mucho mayor en los próximos años: las empresas, auguran, requerirán más del 65% de sus profesionales procedentes de la FP en 2030. En cifras absolutas, son más de 2 millones de empleos en juego.

La industria, la sanidad, la robotización, las tecnologías y las energías renovables marcan el camino a seguir para los que han iniciado o retomado estos últimos días sus ciclos formativos.

Unos han elegido la FP como la vía más rápida hacia el empleo. Otros quieren completar su formación y también hay quien busca una base sólida sobre la que emprender y montar su negocio. 

Ellos, los alumnos de Salesianos Padre Aramburu (centro privado) y los de Simón de Colonia (público) nos lo cuentan... 

«Puedes hacer prácticas en muchas empresas y te buscan antes de terminar»

Amaya Bau Merallo (21 años), Alex Rodríguez (18) y Bruno Díaz son compañeros en el segundo curso del Grado Superior de Automatización y Robótica Industrial; Miguel Revilla (22) hace lo propio en Mecatrónica Industrial. Comparten estudios en las aulas del CIFP Simón de Colonia y unos planes a corto plazo muy halagüeños. Desde marzo hasta junio harán prácticas en empresas -no les van a faltar candidatas en Burgos para formarse- y antes de que termine el curso ya habrá tenido ofertas de trabajo en firme.

Son muy jóvenes, pero pronto serán profesionales perfectamente formados para operar en un ámbito clave en la industria: su maquinaria de alta tecnología. No solo es automoción, también alimentación o cualquier tipo de empresas que incorporen instrumental avanzado. Lo suyo, advierten, no es quitar y poner piezas en una máquina sino gestionarla.

Amaya lo tiene muy claro: dejó los estudios universitarios de Ingeniería Electrónica (dos años cursados) huyendo de «clases demasiado teóricas y buscando las prácticas reales de la FP, que te prepara mucho más para trabajar». «En mi cambio influyó la pandemia, las clases durante la cuarentena y los problemas de adaptación de los profesores. Mis padres entendieron que no estaba cómoda en la Universidad, aunque podría volver si me apeteciese..., pero ahora no».

Alex quiere ser programador de maquinaria industrial y líneas de producción y estaría encantado de trabajar en otros países. «Si todo va bien, puedo estar en Alemania con 19 años. Trabajo en el futuro y hay muchas oportunidades de empleo». 

«Te va gustando». Miguel ha estudiado un grado medio de Electromecánica del Automóvil en vez del Bachillerato y ahora está con la Mecatrónica Industrial. «Entras en estos estudios, te van gustando y buscas como mejorar. A la vez, compruebas que en Burgos hay muchas empresas que necesitan gente como tú. Sobre todo, me encantaría trabajar en una fábrica en mantenimiento mecánico». Mucha suerte a todos.