La falta de veterinario lastra la investigación quirúrgica

GADEA G. UBIERNA
-

El Hospital Universitario de Burgos perdió a este profesional a finales de diciembre y tuvo que cerrar el animalario, que estaba en el Divino Valles y se usaba para practicar nuevas técnicas y dar formación

Foto de archivo de dos cirujanos en un quirófano del Divino Valles, practicando con un cerdo una técnica quirúrgica que luego se emplea en humanos. - Foto: Patricia

El pasado enero se acabó la posibilidad de hacer cirugía experimental en el HUBU, dado que el veterinario que mantenía activo el animalario, ubicado en el Divino Valles, se marchó y no se ha vuelto a contratar a un profesional de esta categoría. Eso significa que los residentes y cirujanos que aprovechaban este servicio para ganar destreza con la laparoscopia o ensayar nuevas técnicas quirúrgicas en ratas, conejos y cerdos antes de emplearlas en humanos, así como para dar cursos de formación, han tenido que buscar alternativas o renunciar a este apoyo, que en el bloque quirúrgico consideran imprescindible. Y lo mismo en aquellas especialidades que tenían en marcha proyectos de investigación con animales, ahora pendientes de que Sacyl dé una solución a este tema.

Fuentes no oficiales del hospital subrayaron que la gerente del HUBU,  Ana Lucía Fernández, está tratando de resolver el problema, pero admitieron que no es fácil, porque en Sacyl no se reconoce la categoría de veterinario. Y, por lo tanto, es difícil contratar a un profesional que no figura en la plantilla orgánica. Es algo parecido a lo que sucede con la logopedia, que en Burgos sigue externalizándose porque en la plantilla del HUBU no existe esta categoría.

Hace treinta años que se registró el animalario del complejo y, hasta ahora, lo habitual era que la fundación Burgos por la Investigación de la Salud, vinculada al HUBU, contratara al veterinario a media jornada y, en general, también se hacía cargo del resto de los gastos. En la última década, solía dedicar unos 25.000 euros anuales a este servicio, en el que la mayor parte del presupuesto se dedicaba al cuidado de unas cien ratas, alrededor de veinte conejos y, esporádicamente, en función de las necesidades, animales de mayor tamaño, como algún cerdo, cabras o, incluso, ovejas. Estos ejemplares grandes procedían de granjas autorizadas y debían cumplir los requisitos que establece la normativa para los animales dedicados a la cirugía experimental, pero no se mantenían de continuo en el animalario; se transportaban uno o dos días antes de la operación y, a no ser que hubiera interés especial en el posoperatorio, lo habitual era practicarles una eutanasia indolora tras la intervención quirúrgica.

La fundación, no obstante, formalizó el último contrato de veterinario el año pasado y dejó en manos del hospital el mantenimiento del animalario, que se cerró. La facultad de Veterinaria de la Universidad de León se llevó a las ratas y a los conejos y los especialistas tuvieron que buscar alternativas para seguir practicando algunas cosas: los oftalmólogos piden ojos en el matadero y los cirujanos plásticos, pediátricos y otros compran algunas piezas de carne para practicar algo de laparoscopia. Pero los ensayos de microcirugía y otras técnicas más específicas o nuevas ya no son factibles.

Solución. Según ha podido saber este periódico, la solución más sencilla sería dedicar una plaza cualquiera de especialista a la contratación de un veterinario, porque al estar reconocida en la plantilla, ya figura en los presupuestos y se le puede pagar. Pero, sin embargo, para que esta opción sea viable tiene que haber algún servicio que renuncie a un especialista y, en un momento de déficit generalizado de personal, hay muy pocos en condiciones de 'ceder' una de sus plazas al animalario.

Otra posibilidad, más compleja, sería que la contratación la hiciera la delegación territorial de la Junta y que ese profesional se asignara al animalario. Esta fórmula se utiliza en otros hospitales, pero en Burgos también parece complicada porque el servicio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural tiene las plazas de veterinario cubiertas y, a diferencia de lo que ocurre en Sanidad, en estos servicios no se autoriza contratar por encima de lo establecido en las plantillas.

Una dificultad añadida es que los animalarios deben estar a cargo de veterinarios con una cualificación más específica que la formación general y han de estar acreditados para responsabilizarse de unas instalaciones de estas características. Instalaciones que, por otra parte, se conservan tal cual se dejaron en diciembre para facilitar la reapertura inmediata y que en la última década hicieron posible que los quirófanos del Divino Valles siguieran abiertos.

La pérdida del animalario no solo dificulta la adquisición de agilidad y seguridad en técnicas quirúrgicas, sino que saca al HUBUdel mapa de la formación en cirugía experimental.