Al ritmo de los Sayones

L.N.
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La Procesión de los Pasos, que salió desde la iglesia de San Esteban, convocó a multitud de raudenses y visitantes a lo largo de todo el recorrido, que encabezó un nutrido grupo de vecinos que entonaron estos cánticos del siglo XVI

La Plaza Mayor de Santa María de Roa de Duero fue uno de los puntos más concurridos de toda la procesión. - Foto: L.N.

Con la emoción a flor de piel. Roa de Duero vivió el jueves la Procesión de Los Pasos, arropada por todas las cofradías y multitud de vecinos y visitantes que no dudaron en salir a las calles, aprovechando el buen tiempo, para disfrutar de una tradición con tanto arraigo como la Semana Santa.

El punto de partida se fijó, como ya es habitual, en la iglesia de San Esteban. Como cada Jueves Santo en la localidad raudense, desde allí salieron las imágenes de la Oración del Huerto, Jesús de Medinaceli, La Flagelación, Jesús con la Cruz, Cristo de San Esteban, Santo Sudario y, en último lugar, La Soledad cerrando la comitiva.

A la cabeza de todos, los vecinos que se animaron a entonar Los Sayones, unos cánticos del siglo XVI atribuidos a Lope de Vega, que relatan la pasión y muerte de Jesucristo y que se cantan tanto en Jueves Santo como en la Procesión del Silencio que se celebrará hoy Viernes Santo a partir de las nueve de la noche. «Ya llegan los sayones / y Judas a prenderle / ya llegan a ofenderle con golpes y baldones / con rígidas prisiones / lo llevan maniatado», rezaba una de las estrofas que se pudieron escuchar a lo largo de un recorrido que vivió uno de sus momentos álgidos en la Plaza Mayor de Santa María, donde se congregaron multitud de vecinos. Las cofradías de Santa Lucía, San Sebastián, Virgen de la Vega, San Blas, Cristo de San Esteban, San Cristóbal y La Dolorosa, acompañadas por una banda de tambores, se entregaron con inusitado fervor.

Las tradiciones de la Semana Santa se inculcan desde la infancia. Las tradiciones de la Semana Santa se inculcan desde la infancia. - Foto: L.N.

Cabe recordar que la procesión del Jueves Santo en Roa también era llamada de la Disciplina. Y es que como recoge Juan Antonio Casín en el libro Crónicas Raudenses, «algunos hermanos, llamados de azote, al término de esta procesión se disciplinaban en la Casa de la Cruz vestidos con túnicas, lo que se conocía como hacer luz, mientras un padre predicador daba la plática a todos». Tras esto, eran curados con vino cocido. Mientras, el abad, el corregidor o los jueces recibían como colación lechazos.

Y tras la devoción, multitud de raudenses también aprovecharon ayer para disfrutar de platos típicos de la Semana Santa, especialmente el bacalao 'estilo taberna', tan propio de la localidad ribereña; o las bolillas, un dulce hecho con huevos, harina, mantequilla, leche y azúcar. Todo ello acompañado, como no podía ser de otra manera, de la tradicional limonada.

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