Os adelanto ya que os voy a dar una mala noticia. Lo digo para que aquellos que tienen el cupo de disgustos del día completo dejen la lectura de este artículo para mañana. Total, las malas noticias siempre pueden esperar. Ese rato de ignorancia feliz que ganamos. Es como cuando alguien te despierta para decirte que ha pasado algo malo. Nunca lo he entendido.

A lo que iba. El otro día tuve una conversación con una fisioterapeuta que ojalá no hubiera mantenido. El diálogo comenzó con la habitual pregunta de cuánto ejercicio hacía por semana. Aquí tuve que responder con un lacónico: «Voy a andar de vez en cuando durante 40 minutos aproximadamente». Sí, lo sé, del 1 al 10 puntuaría cerca del 2, pero es lo que hay. Sin embargo, de repente me acordé de que camino al trabajo todos los días, y entonces quise ganar puntos sumando esa media hora al cómputo de ejercicio diario. Cuál no fue mi sorpresa al escuchar la siguiente respuesta: «Eso no cuenta». «¿Cómo que no cuenta?, pero ¿por qué?». Y en su contestación viene el disgusto que os voy a dar a todos: «Porque cuando vas a la oficina no estás mentalizada de que estás haciendo ejercicio, y si la mente no lo sabe, es como si no lo haces. Vas pensando en cosas del trabajo, el bolso y el ordenador colgando de los brazos, con un paso irregular... Así, ni se queman las mismas calorías, ni eliminas estrés. Para que el ejercicio surta efecto, hay que hacerlo concienciado». 

¡¡Venga ya!! Como os podéis imaginar, yo no daba crédito. A mi corto entender, tendrá más mérito el ejercicio realizado en estas condiciones que cuando te das un paseo en la playa, de vacaciones, ¿no? Pues parece que no.

Y digo yo, ¡qué injusticia! Porque cuando comes sin pensarlo, sin ser consciente de si llevas 3 o 10 galletas de chocolate engullidas mientras ves la serie de Netflix de la noche, ahí sí que engorda, ¿verdad? Para eso no hace falta estar presente, como se dice ahora. Pues lo siento, pero a mí no me quitan la ilusión de estar haciendo ejercicio tan fácilmente. Hace tiempo que yo elijo lo que me conviene creer y lo que no. Y esto ya he decidido que no.