Doble dosis de arte contra el cáncer

GADEA G. UBIERNA
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María Asunción Blanco expone en el monasterio de San Juan 41 óleos, a los que acompaña una poesía de Antonio del Olmo. Las ganancias de este homenaje a la vida serán para la AECC

La muestra es un homenaje a la fortaleza individual y a la vida, por lo que el agua, la naturaleza y los brotes verdes son elementos recurrentes. - Foto: Jesús J. Matías

Para María Asunción Blanco no fue fácil volver a pintar. Después de que el cáncer le arrebatara a dos familiares muy próximos, en apenas cinco meses, no tenía ganas de nada. Pero conoció a Antonio del Olmo y le propuso una colaboración que le daba la posibilidad de transformar esa desesperanza en un mensaje de «fuerza y amor» para los demás: ella se comprometía a coger de nuevo el pincel y él, a ilustrar con versos sus obras. El resultado es  'La fuerza de la vida', una serie de 41 óleos y poesías en los que apelan al potencial del amor y a la capacidad individual para sobreponerse a la adversidad. Y todo con un objetivo: contribuir con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), a la que entregarán todas las ganancias.

«Me costó muchas lágrimas, pero salió adelante», explicaba Blanco en el monasterio de San Juan, matizando que «las ideas de Antonio me daban tantos ánimos que, al ponerme delante del cuadro, era todo seguido. Volví a pintar gracias a la esperanza que transmiten sus palabras».

Versos como Una luz se enciende en mi mente,/ como un amanecer repentino,/ iluminando a todo el universo,/ uniendo a todos los seres,/ lejanos y cercanos,/ pasados y futuros;/ dejando una estela infinita,/ grabando un recuerdo luminoso/ para disipar las amargas tinieblas/ que cubren mi eterno camino acompañan un paisaje otoñal en un bosque cerrado con el título de 'Momento de éxtasis'. Y, así, en cada uno de los 41 cuadros que conforman la muestra, todos óleos.

La dinámica a lo largo de todo el proceso, de más de tres años, fue compartida: a veces ella proponía una obra sobre la que componer y, otras, era del Olmo quien se había inspirado a partir de una imagen que luego Blanco llevaba a la tabla. «De esta manera no solo unimos dos artes como la poesía y la pintura, sino que también es una forma de llamar la atención sobre el cáncer», apuntó por teléfono el poeta aficionado, quien, como Blanco, cree que lo más gratificante del trabajo conjunto es tratar de aportar algo a la lucha contra el cáncer. Como señala ella, «he gastado un montón de dinero en los marcos; dinero que podía haber donado directamente a la AECC, pero queríamos aprovechar para lanzar una idea de esperanza y de que la fuerza de cada uno te permite salir adelante».

De ahí que en los cuadros haya elementos recurrentes como el agua, los brotes verdes o el otoño. «El agua es un elemento básico de la vida -señala del Olmo- y el otoño, en cierto modo, es una nueva primavera porque todas las hojas caídas sirven de abono y sustrato para la nueva hierba». Algo que Blanco remacha recitando algunas frases del lema sobre el que se asienta el proyecto: «El amor que se siente hacia una persona puede ampliarse a toda la humanidad, a todos los seres vivos y a toda la naturaleza, hasta abarcar todo el universo. Así se mantiene siempre viva la esperanza».

La exposición colgará de las paredes del claustro del monasterio de San Juan hasta el 12 de marzo y los precios oscilan entre los 100 y los 350 euros.