Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


Yolanda 'fashionaria'

13/04/2023

No sé si aquí determinados personajes son conscientes que, tras la Segunda Guerra Mundial, muchos millones de personas quedaron sometidos a uno de los regímenes políticos más crueles y absurdos que ha conocido la historia. Todo esto significó que muchos ciudadanos tuvieron que vivir bajo el gobierno de partidos que despreciaban los derechos básicos de cualquier persona. Lo principal es que perdieron la libertad. La historia nos debe de trasladar a la observación y a la reflexión, puesto que en pocos años la izquierda española ha sufrido una mutación, olvidándose del pasado. Ya no es esa izquierda con sentimientos de estado y dialogante. Más bien ha dejado de ser ese defensor del igualitarismo jacobino, que fue asumido del pensamiento ilustrado, y que ahora se ha trasladado a un determinado romanticismo, basado en nacionalismos e independentismo que ha sido desechado por Europa. 

Mientras, esta España, observada e inspeccionada por los ciudadanos, asiste perpleja a las disputas entre la vicepresidenta del Gobierno y dos ministras, que tratan de reeditar la película Mujeres al borde de un ataque de nervios. Varado en la expectativa del desenlace está el presidente, alternando carantoñas con unas y con otras, a la espera del despelleje mutuo.

Estas luchas internas de movimientos comunistas realzan el nerviosismo ante la aparición de la nueva Pasionaria de este siglo. No voy a entrar a describir las diferencias ideológicas de ambas, pero sí que voy a reseñar las diferencias de evolución de la raza política de la izquierda donde 'la Pasionaria', Dolores Ibárruri, siempre se adecentaba con vestido negro, confeccionado por ella misma, y un asentado moño negro aplastado y atado, a modo de hatillo de trasporte de mercancías. Por otro lado, la nueva izquierda de este país, la que da los mítines en la calle Serrano de Madrid, representada por Yolanda Díaz, y definida como la nueva fashionaria del siglo XXI, que nos luce vestidos de Louis Vuitton o de Maje París, siempre de color blanco, melena rubia, suelta y con aires de capitalista. 

Difícil entender estas luchas partidistas entre mujeres, donde las convicciones políticas, deben ser como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse. Este combate cambia a hombres y mujeres. Excepto a los tontos, que les hace más libres.