Un agujero en el bolsillo

Carlos Cuesta (SPC)
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España lidera el listado de la UE donde más ha caído el consumo en el último año, a pesar de que el gasto de la cesta de la compra superó su máximo en 20 años, hasta llegar a 105.000 millones, un 9% más

Un agujero en el bolsillo

La cesta de la compra ya no es lo que era. Ir al supermercado ha provocado que el consumidor perciba que el dinero no da para nada, al comprobar que la cantidad con la que hace un año llenaba el carro hoy se reduce en al menos un 11% y le obliga a analizar si puede pagar lo que ha comprado siempre y, sobre todo, a revisar si hay artículos alternativos más económicos.

Desde el Gobierno, la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, así como la titular de Hacienda, María Jesús Montero, han querido dar tranquilidad a los consumidores españoles asegurando que las medidas que se adoptaron desde el Ejecutivo el pasado diciembre reduciendo el IVA de los productos más básicos -sin incluir la carne y el pescado- se está notando pero, la realidad es que pese a la rebaja fiscal, los artículos de primera necesidad han seguido encareciéndose.

Un reciente estudio de Facua puso de manifiesto que casi uno de cada cinco alimentos afectados por la rebaja del IVA han subido este febrero. De hecho, la asociación revisó la evolución de 1.020 precios en las ocho cadenas de distribución más importantes que operan en España y se detectaron que en 178 casos, esto es, el 17,4%, su valor se incrementó con respecto al que tenían el pasado 30 de diciembre a pesar del recorte fiscal.

Del total de 178 referencias, 67 se correspondieron a frutas o verduras, 35 a leches o lácteos y 30 a aceites de oliva y de girasol.

Por su parte, se localizaron 17 incrementos de precios entre las legumbres, 10 entre los arroces y 9 entre las pastas. Los 10 restantes son principalmente panes y huevos.

En cualquier caso, los ciudadanos saben cómo es su economía y cómo les afecta la inflación en el día a día. Las facturas que llegan puntualmente cada mes a sus casas se han disparado entre un 8,5% y un 40%, mientras que los salarios tan solo han crecido una media de entre un 2% y un 3,5%, con lo que se produce un gran desequilibrio que descuadra la mayor parte de los presupuestos domésticos. 

Las compañías de luz, gas y, por ejemplo, teléfono han actualizado sus tarifas conforme al IPC que cerró el pasado año en el 8,5%. También el precio del alquiler o la cuota de la hipoteca ha subido a raíz de que el Banco Central Europeo haya elevado los tipos de interés, que a día de hoy están ya en el 3% y con una tendencia al alza para los próximos meses.

Los economistas consideran que se trata de un escenario complicado de gestionar para el ciudadano de clase media y baja. En gastos como la cuota de la hipoteca, cualquier persona tenía la certeza de que los tipos negativos algún día se terminarían y se volverían a pagar intereses en un entorno de entre un 2% y un 3,5%, que se consideran normales. Sin embargo, lo que no preveían es que todo lo demás se fuera a disparar a cotas inimaginables, como tampoco podían pensar que iba a suceder una pandemia o una guerra como la de Ucrania que les afectaría de una forma tan intensa en la cesta de la compra, los carburantes, el gas, la electricidad,... y con unos salarios que no se ajustan al IPC ni a cómo se ha encarecido todo durante este tiempo.

Sin marcha atrás

Con la llegada del euro, los españoles experimentaron que el encarecimiento de la vida fue un hecho general al aplicarse un redondeo que llegó a doblar los precios de los productos más habituales como está ocurriendo a día de hoy con la inflación. 

En este escenario, el sentimiento generalizado de que los precios no van a volver a bajar es mayoritario, lo que significa un empobrecimiento sin precedentes que se está dejando notar en el consumo, especialmente de los productos frescos.

España lidera el ranking de los Estados de la eurozona donde más ha caído el consumo en el último año a pesar de que el gasto de la compra superó por primera vez los 105.000 millones de euros, un 9,1% más, la mayor alza de los últimos 20 años, según la consultora NielsenIQ, que destacó que pese a dispararse la cifra de facturación, se ha comprado un volumen menor que otros años. 

El margen de beneficios para las grandes cadenas también ha aumentado con esta situación y, lo mismo ha ocurrido con los ingresos de las arcas públicas gracias a a la inflación. Así, al cierre del pasado octubre, la Agencia Tributaria ingresó 223.694 millones, un 16,9% más que en los 10 primeros meses de 2021.

Cambios de comportamientos

Las subidas de precios en el sector de la alimentación en España, que alcanzaron una media del 15,9% anual en el IPC de diciembre de 2022 por el encarecimiento de las energías y las materias primas, han provocado cambios muy destacables en el comportamiento de los consumidores. Así ha ocurrido desde el inicio de la escalada que empezó a mediados de 2021 y se aceleró con la guerra de Ucrania en febrero de 2022 hasta llegar a este año con las tarifas en máximos.

Según un análisis de comportamientos publicado por la consultora NielsenIQ, los españoles van actualmente al supermercado con mayor frecuencia de lo que lo hacían antes de la pandemia y de la crisis, pero con menos presupuesto. Ahora, además, van provistos de una lista con lo necesario para no comprar cosas superfluas. La conclusión es que se llevan menos productos para controlar el gasto que, con una inflación tan alta, ha superado por primera vez en España los 105.000 millones de euros. Casi la mitad de lo que compran, un 46%, frente al 42% se corresponde con las llamadas marcas blancas que tienen en sus lineales los supermercados e hipermercados.