El misterio de unos ojos chulos

B.A. / Burgos
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La salense María Luisa Fernández visibiliza el síndrome de down en 'Marta es detective', un cuento donde habla de las otras capacidades de su hija y que ilustra su primogénita, Vega

Marta muestra el cuento inspirado en su vida, que ha ilustrado su hermana Vega y escrito su madre, Marisa. - Foto: f2estudio

Cada mañana, cuando Marta se levantaba de la cama, se miraba en el espejo y se aseguraba de que tenía sus dos orejas, su nariz, su peca junto a la boca, su pelo y sus dos ojos. Un día, mirando su imagen reflejada, se dio cuenta de que estos eran diferentes, que no se parecían a los de nadie de su casa ni del cole. Dispuesta a saber por qué, comenzó a investigar y a preguntar por el motivo de sus "ojos raros". Esta historia, contada por su madre, María Luisa Fernández García, bajo el título Marta es detective, acaba de publicarse en papel tras seis años en un cajón. Un bonito cuento donde habla de las diferentes capacidades de su hija y con el que visualiza el síndrome de down a través de ella, de una forma amena, sencilla, emotiva y con pinceladas de humor.

El origen de esta aventura literaria es "algo tan simple como un trabajo para el cole", explica Marisa, que hace 6 años, cuando Marta tenía 7, escribió este relato para leérselo a los compañeros de clase de su hija, en el Fernán González, de Salas de los Infantes. "Los profesores que había entonces consideraban que los niños estaban perdiendo interés por la lectura y querían que conectaran de nuevo con ella. Nos pidieron a los padres que fuéramos a contarles un cuento y yo decidí que en vez de llevar uno popular me lo iba a inventar para acercar a los pequeños, a través de Marta, ese mundo diferente que es el síndrome de down", explica la autora.

Los personajes que aparecen en él son reales, los profes, los compis, los papás, la hermana y los guos, como Marta llamaba a sus abuelos. Todos ellos son sometidos a la pregunta de la pequeña sobre sus ojos raros y ninguna de sus respuestas le deja conforme, ni las más complicadas que hablan de cromosomas de más en el par 21, ni las de sus amigos, cargadas de inocencia, que contestan a su duda con un "porque has comido limón" o "porque has estornudado muy fuerte".

Ninguna hasta que llega a Vega, su hermana, que le explicó que su síndrome no es ninguna enfermedad, "porque no tienes tos, fiebre ni tomas jarabe", le dice en el cuenta, para hacerla ver como todos somos diferentes, con gustos distintos o iguales y con dispares capacidades.

A punto de cumplir los 17, Vega ha sido además la encargada de realizar las ilustraciones del libro, de dar vida y color a las letras de su mamá, en las que también hay un hueco para su perro Atila y su gato. "Terminar de dar forma al cuento ha sido una etapa muy bonita, de conexión con mis hijas, de hacer algo juntas las tres. Vega nos iba preguntando a Marta y a mí que nos parecían los dibujos", recuerda Marisa, que destinará parte de los beneficios de la venta de los libros a la Asociación Síndrome de Down Burgos, en cuya web estuvo colgado el relato y tuvo muy buena aceptación. "Fueron mis primeros pasos y quiero tener este gesto con ellos", explica.

Cuando la leyeron, los padres de Marisa se mostraron entusiasmados con la historia de su nieta e ilusionados por que la publicara. "Pero se quedó ahí, guardada durante años, hasta que mi padre falleció y Vega y mi marido, Eduardo, me animaron. Así que con ese empuje desde casa, decidí que era el momento de hacerlo", afirma. Hizo una primera edición, de 100 ejemplares que ya ha vendido, y está en trámites para sacar adelante una segunda. "Nuestra idea era que fuera para casa, para familia y amigos, pero está teniendo buena acogida. La siguiente tirada, en principio, también se venderá online y en algún comercio de Salas", detalla Marisa, que se decantó por esos rasgos almendrados como hilo conductor de una historia con la que normaliza y visibiliza este síndrome y con la que muestra de primera mano qué es tenerlo.

"Mis ojos son alargados y los de los demás redondeados, pero puedo ver con ellos los mismos colores que todos", cuenta Marta en su libro, que acaba con la moraleja de como todos somos iguales y diferentes a la vez, tras resolver el misterio de sus ojos chulos.