La torre que mira a dos valles

I.P.
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A partir del 4 de marzo, el campanario de la espléndida iglesia de Santa María del Campo se abre a las visitas. Se inicia así el proyecto 'Rutas de luz y color', que pretende sumar otros templos de la comarca del Arlanza

La torre que mira a dos valles

La torre más bella y monumental de todo el Renacimiento español. Así consideraba el afamado arquitecto Fernando Chueca Goitia al campanario de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Santa María del Campo, obra de Diego de Siloé y Juan de Salas. 

Sus 60 metros de altura, que se alcanzan tras subir más de 100 escaleras, constituye un impresionante mirador desde el que se divisan extensos territorios de las vegas del Arlanza y Arlanzón. A  partir del 4 de marzo, esta torre campanario se abre a las visitas turísticas, en el marco del proyecto Rutas de luz y color: espacios con alma, que se irá haciendo extensivo sucesivamente a otros templos del entorno, con la pretensión de conectar distintas joyas artísticas en un recorrido por las localidades de la zona Arlanza-Oeste regadas por los dos principales ríos que la recorren, y que constituyen un auténtico oasis de diversidad cultural, singulares tradiciones y variados paisajes.

El proyecto ha sido promovido por Cecilio Haro, párroco de Santa María del Campo y de varios pueblos más del entorno, un experto en patrimonio empeñado en divulgar el arte que atesoran sus iglesias. La iniciativa es más ambiciosa, incluso, porque como explica Haro, la idea es conectar el ya turístico triángulo del Arlanza, conformado por  Lerma, Silos y Covarrubias, con el territorio enclavado en la zona oeste, donde se ubican Villahoz, Mahamud, Presencio y Santa María del Campo, «permitiendo crear una ruta que bien podríamos llamar 'Campo de las Catedrales' y que pone en relación las zonas rurales de menor población con las más grandes», añade el sacerdote. Este incide en que se trata de una experiencia turística «que permite hacer múltiples combinaciones en red, siendo cada localidad como un nodo abierto a todas las demás, ofreciendo la posibilidad de componer circuitos múltiples, que se pueden organizar y recorrer a gusto de cada persona». 

El arte religioso es el punto fuerte, pero ese recorrido permitirá, recuerda Haro, 'saborear' ofertas gastronómicas muy variadas, paisajes y distintos ecosistemas, escuchar mitos y leyendas, ver espectáculos de luz y color, conocer la evolución sociocultural y vivir experiencias únicas en espacios privilegiados. «Ofrece vivir y sentir el patrimonio natural, artístico e inmaterial con los 5 sentidos», recalca.

La apertura de la torre, también conocida como La Buena Moza, abrirá ese camino. Desde esta atalaya, desconocida en su interior hasta el momento, se podrán contemplar algunos de los rincones más atractivos de Santa María del Campo, como la Casa del Cordón, el arco de la Vega, la Puerta de la Fuente o la ermita de la Vera Cruz, con una visión muy diferente que a pie de calle.  

El buen estado de conservación del campanario hace posible su apertura para descubrirle desde su interior, reconoce el párroco. Consta de tres cuerpos sobre la portada, que se abre en el cuerpo bajo por un gran arco triunfal. En su decoración destacan los apóstoles y un coro de querubines que parecen sostener los cuerpos superiores. 

En el segundo cuerpo se abre una sala donde se podrá observar el gran rosetón de la antigua portada románica junto a unos paneles explicativos de las distintas fases constructivas de la torre. Esta sala tiene su correspondiente ventanal con arcos de medio punto y columnas estriadas; en las fachadas laterales se localizan los 'doctores de la Iglesia' y medallones con bustos.

El tercer cuerpo, obra de Juan de Salas, tiene el atractivo de amplios ventanales y destaca su delicada decoración plateresca donde se encuentran las campanas, así como una cornisa abalaustrada con pequeñas agujas y airosos pináculos en las esquinas. Además, sobre este último cuerpo se eleva una linterna ochavada que sustituye a la original, derribada en el siglo XVIII, tras el terremoto de Lisboa de 1755,  que afectó a la torre.

Sábados y domingos. Las visitan, que guiarán el propio párroco y una persona contratada, serán los sábados y domingos, de 11 a 13 horas, y de 17 a 19 horas. El acceso a la torre se hará a pie y, como máximo, subirán en grupo de 8 personas, y hay que solicitarlas con antelación. Se podrá concertar visitas fuera de ese horario a través de los guías oficiales de Burgos, recuerda el párroco Cecilio Haro.

Esta nueva oferta para subir a la torre se añade al recorrido ya existente al templo, declarado BIC en 1931, y en él se pueden admirar obras de Bigarny, Berruguete, Simón de Colonia o Siloé, además de dos tapices flamencos del siglo XVI que fueron traídos de los talleres de Amberes que narran la vida de Escipión. La visita incluye también el coro con sus 23 sitiales de nogal y doseletes calados con decoraciones góticas mudéjares, obra realizada a finales del siglo XV por la escuela de coro de los Padres Cartujos de Miraflores; el púlpito de estilo gótico-mudéjar y una colección de orfebrería castellana que se custodia en la Sacristía. Por otra parte, la iglesia de la Asunción conserva una impresionante colección de cantorales castellanos que llaman la atención por sus miniaturas, sus letras capitulares y orlas decorativas. Se trata de grandes libros construidos en pergamino animal.

El coste de la entrada individual es de 5 euros, y para grupos de más de 20 personas se queda en 3 euros por persona. La recaudación se destinará íntegramente para las actividades de conservación y restauración del templo de la localidad.