Somos muy de bibliotecas

ALMUDENA SANZ
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La provincia de Burgos supera las medias nacional y autonómica en usuarios y en préstamos, visitas y gasto por habitante, aunque aún hay casi 19.000 personas sin acceso directo a este servicio

La provincia burgalesa cuenta con 39 puntos de servicio, 35 fijos (11 en Burgos capital) y 4 bibliobuses que atienden a 201 municipios, según datos de 2020. - Foto: Valdivielso

Somos muy de bibliotecas. Los burgaleses (los de a pie y los de despacho) están, que diría un moderno, in love con este servicio. La provincia supera las medias autonómicas y nacional en usuarios (población con carné) y en préstamos, visitas y gasto por habitante. Estos datos positivos los arroja la lectura del estudio publicado por el Ministerio de Cultura, correspondiente a 2020, un año aciago para esta y todas las actividades sociales por culpa de la pandemia, pero que adquieren todo el sentido al compararlos con dos ámbitos, Castilla y León y España, que sufrieron a grandes rasgos la misma desoladora realidad. El borrón más evidente que dista a Burgos de ser el paraíso son los 18.884 habitantes sin punto de servicio fijo ni móvil en su municipio. 

«Hablamos de números, que tienen mucho interés y se deben recoger, pero que necesitan una lectura correcta», señala el presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas de Burgos, Fernando Izquierdo, antes de lanzar ninguna campana al vuelo, aunque frente a algunos resulta inevitable repicarlas. 

Los burgaleses con carné, que ascienden a 157.692, casi la mitad de la población (356.055), un 44,29%, se sitúan muy por encima de la media española (35,3%) y exceden, por poco, la autonómica, en un 43,66%. 

Discusión tampoco admite que en esta tierra gusta leer, y elegir esos libros en las hileras de estanterías de las bibliotecas (curiosidad: 32.161 metros lineales hay en total, 18.351 de libre acceso). 319.692 préstamos se realizaron en 2020, 0,89 por habitante, frente a los 0,79 de Castilla y León y los 0,48 de España. Los focos se encienden sobre esta última cifra. Y es que Burgos casi la dobla. 

Pero como se cansan de defender sus responsables, estas instalaciones son espacios culturales. Y no solo de préstamos viven. La población cruza sus puertas en busca de otros servicios (información, estudio, actividades...). Todos, a priori, lícitos. Los peros tienen aquí difícil la entrada. Y ahí la provincia se pone otra corona de laureles. 1,87 visitas por habitante registra, frente a las 1,39 de media en la Comunidad y 0,89 en el Estado. De nuevo, casi lo dobla. 

Otros valores sí urgen detenerse en la letra pequeña y escarbar más allá. Quizás no es oro todo lo que reluce. O por lo menos los bibliotecarios sí plantean suspicacias. Lo hacen respecto a ese buen dato sobre la superficie útil por cada 1.000 habitantes, que en Burgos sale a 48,89 metros cuadrados (se calcula que en la provincia hay 17.409 metros cuadrados de superficie útil de uso bibliotecario). «Es preciso conocerlos para saber si cumplen debidamente con los objetivos o son viejas instalaciones sin las necesarias reformas, falta de polivalencia...», aventura el presidente sabedor de que no todos sus colegas trabajan entre algodones.

Abre un nuevo interrogante respecto a las colecciones (a 2,92 documentos toca cada burgalés, menos que en Castilla y León, 3,46, y más que en España, 1,93) y el gasto por habitante en ellas, 1,25 euros, que se suman al gasto corriente, también por habitante, que llega a 14,13. En ambos casos, más que a nivel autonómico y estatal. La provincia queda en buen lugar, pero... 

«Debemos valorar si esas amplias colecciones están actualizadas y cumplen con las demandas y necesidades de nuestros lectores y evaluar si esas inversiones son las que dictan los profesionales en función de un plan de trabajo u obedecen a cuestiones políticas», advierte Izquierdo, para quien la mayor preocupación, sin embargo, es que 18.884 burgaleses se deben desplazar de su lugar de residencia para disfrutar de este servicio, que, tal vez menos esencial que otros, sí es importante. «Se pueden comprar más buses más pequeños, para llegar a más municipios, o tener fijos en Aranda y Miranda para atender esas zonas y hacer menos kilómetros», sugiere convencido de que urge un mapa de bibliotecas que marque el camino. 

Un mapa para agrandar el tesoro. La conclusión que con más ahínco exponen desde la Asociación de Profesionales de Bibliotecas es la urgencia de elaborar un 'mapa de bibliotecas', ya sea a nivel autonómico o provincial, para detectar las carencias y ponerlas solución. «Hay que ver con qué contamos y hacer un análisis de esa realidad. Necesitamos un documento que sirva de hoja de ruta para un desarrollo bibliotecario que consiga, entre otros objetivos, dar cobertura a esos 18.884 burgaleses que en este momento no tienen acceso a ningún tipo de servicio bibliotecario, ni fijo ni móvil», destaca su presidente, Fernando Izquierdo, quien se vale de los dedos de una mano para enumerar los territorios que sí lo tienen. Viaja lejos. Le consta que sí cuentan con uno Galicia, Canarias o Castilla-La Mancha. «Son fundamentales para que el consejero de turno ejecute una política bibliotecaria adecuada», remacha.