La Escuela de Música de Oña ofrecerá formación a los adultos

S.F.L.
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La Fundación Castresana, promotora del proyecto, se plantea ampliar las plazas -ahora hay 20- tras la buena acogida del servicio entre los niños, y con el tiempo crear una agrupación

La Escuela de Música de Oña ofrecerá formación a los adultos - Foto: DB.

Ha costado años pero la Fundación Castresana arrancó finalmente uno de sus proyectos más especiales con el inicio del curso escolar. La Escuela de Música de Oña es ahora una realidad «y una suerte», comentan algunos padres, para los veinte alumnos que estudian lenguaje musical e instrumento los martes y miércoles por la tarde en unas instalaciones completamente innovadoras. Tal es el éxito de las clases y la alta demanda en recibir formación que desde la entidad se plantean impartir también clases a los adultos. 

El origen de la Escuela se remonta años atrás, cuando algunos estudiantes del colegio San Salvador acudían como voluntarios al centro de día que la institución inauguró en 2013 para compartir actividades con los mayores, algunas vinculadas con la música. A raíz de ello, se empeñaron y lograron sacar adelante un ambicioso proyecto del que por el momento solo pueden disfrutar los escolares de la mano de tres profesores. La gran mayoría de los alumnos han comenzado de cero pero en cuestión de meses han desarrollado una pasión incondicional por el estudio de la disciplina artística. Efrén Pérez incluso se lleva el trabajo a casa, donde ensaya para perfeccionar la técnica. Comenzó con percusión pero también se anima con la trompeta. No hay nada que se le resista a este jovencito que sueña con «formar una charanga entre todos los compañeros». Una idea que no suena nada descabellada ya que «barajamos la posibilidad de crear una agrupación con el tiempo», expone Laura, una de las docentes.

La Fundación, que financia la mitad del coste de la cuota de cada estudiante, también aspira a que los pequeños menores de seis años tengan la posibilidad de aprender música, pero para ello necesitaría contar con el servicio de más profesores. A día de hoy en las instalaciones se imparte solfeo y clases de percusión, trompeta, trombón, saxofón, guitarra, clarinete y piano repartidos en tres grupos: los de menor edad (de 6 a 8), los de edad media (de 9 a 12) y los mayores (de 13 a 16), y la Escuela cede además los instrumentos no solo en las aulas, si no que permite que los alumnos se los lleven a sus casas con el objetivo de que practiquen. Julia Pérez y Birama Gassama así lo hacen. Ambos se consideran apasionados de la música y se muestran muy contentos por la oportunidad que les han brindado. «Estoy aprendiendo a tocar la trompeta, me encanta y es fácil, aunque de tanto soplar se me cansan los pulmones», declara el oniense. «A mi me va muy bien y toco el piano y el saxofón», añade con salero Julia.

El principal problema al que se enfrenta la institución corresponde con la carencia de instrumentos. «El precio medio de un saxofón supera los mil euros y no tenemos capacidad para comprar más. Tampoco recomendamos que lo hagan los padres de los niños que han comenzado a estudiar este año porque puede que en el curso que viene no sigan», aclara la docente. El párroco de la localidad, Bonifacio Cuesta, consiguió a través de un seminario que cerró que donaran algunos instrumentos a la Fundación. «Estamos muy agradecidos pero de cara al año que viene necesitaremos más y toda ayuda será bien recibida», añade. 

Con el paso del tiempo y con un grupo consolidado, la idea que valoran es volver a retomar el voluntariado entre alumnos y personas mayores, para que juntos compartan horas de buena música.