«Tal día como hoy, en 2009, yo me encontraba de supervisora del área pediátrica del Hospital General Yagüe. Me hablaron del proyecto y en cuanto les vi actuar me di cuenta de que iba más allá de divertir y entretener a los niños, eran personas muy preparadas que tenían un programa sugestivo e interesante, y sabían comunicar muy bien. En un principio nos era extraño tener payasos deambulando por los pasillos del hospital, pero enseguida vimos que era un personal bien formado que, resultaba muy beneficioso para los menores». El pasado sábado, coincidiendo con el aniversario de su fundación, Terapiclowns anunció el cese definitivo de su actividad; 14 años en los que han ido creciendo, mejorando y aportando cada vez más iniciativas al proyecto, en el que no han actuado únicamente con los niños, si no que han sido una «vía de escape a todo el estrés» para los padres y el equipo médico, explica Isabel Zapatero, la supervisora del área Pediátrica del HUBU.
Comenzaron en el antiguo hospital de la avenida del Cid, donde las áreas de Lactantes, Quirúrgica, Neonatos, la UCI Pediátrica y Escolares, estaban «comprimidas» en una sola planta. Posteriormente pasaron al Hospital Universitario, donde todo «se extendió en espacio», trabajaban en tres pisos, y los niños pasaron de compartir cuarto a tenerlos individuales. «Fueron más habitaciones, más actuaciones y más tiempo, veíamos una media de veinte chicos al día», explica Alicia Benito (Clementina Betadina), coordinadora del programa. En 2020 llegó la pandemia y se pusieron en marcha vía online, realizando videollamadas al 'cole de pijamas' y a algunas de las habitaciones, aunque fue difícil por la falta de contacto presencial.
Durante estos casi tres lustros de actividad, Gerencio Tiritas, Borjarabe, Gasa Tamasa, Brenda la Venda, Clementina Betadina y Rita Tirita han atendido a más de 20.000 niños en Burgos, adaptándose a todo lo que venía y consiguiendo el reconocimiento de Utilidad Pública a nivel estatal. «Ha sido un orgullo haber podido contar con los payasos de Hospital, pues es un servicio que en muchas otras ciudades no se hace», expresa Zapatero. Ahora, Terapiclowns quiere que se instaure como una profesión más y tenga una formación reglada. «Queríamos que fuera un servicio público del hospital y durante un tiempo lo hemos conseguido, ahora esperamos haber sembrado la semilla y que si alguien viene detrás lo haga seriamente», expuso Benito.
Los menores son personas muy vulnerables en un hospital y los payasos de Hospital han sido conocedores de las patologías y tratamientos de cada niño, ejecutando un programa de actuación diferente dependiendo de la enfermedad. «Hay muchas personas haciendo este trabajo de forma altruista, con más voluntad que conocimiento, y eso es maravilloso, pero por otro lado es necesario que haya profesionales que trabajen en el ámbito médico», razona la coordinadora. «Esto es lo que marca la diferencia, los payasos de Hospital son un personal muy preparado terapéuticamente, que sabe integrarse muy bien con los padres y el personal sanitario», la secunda Zapatero.
Terapiclowns abandona el proyecto con gran pesadumbre. «Nos vamos tristes porque no hemos dejado de creer en lo que hacemos, pero a veces el cansancio es más fuerte». Su programa se centró principalmente en la terapia con niños, pero también han trabajado Salud Mental en el Hospital Psiquiátrico Fuente Bermeja, impartiendo talleres clown, festivales y formación. Con el grupo Terremoto Clown recorrieron los centros culturales de la ciudad y fomentaron el arte como capacidad única de cada persona y su contribución a la recuperación de la salud mental.