Intentarlo, caer y levantarse

C.P. / Burgos
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El San Pablo echó el resto por ascender la campaña pasada y acabó cayendo en la Final Four que se celebró en el Coliseum. Ahora, busca redimirse con un grupo prácticamente nuevo

La afición del San Pablo nunca falla - Foto: Alberto Rodrigo

El camino de vuelta a la ACBestá siendo más largo de lo esperado. Ha habido que dar rodeo. El San Pablo no cogió el atajo de la primera plaza la temporada pasada y se vio abocado a jugársela a cara de perro en la Final Four. Todo estaba preparado para que el 18 de junio se consumara el ansiado ascenso ante casi 10.000 espectadores en el Coliseum. Aquella tarde, el coso burgalés presentaba el ambiente de las grandes citas, pero ese aliento no fue suficiente y la marea azulona se volvió a llevar una enorme decepción tras la derrota en la final ante el Zunder Palencia. Inmediatamente después de ese varapalo, el club azulón configuró un renovado proyecto con Lolo Encinas al frente del banquillo y, en tan solo unos meses, el entrenador vasco ha devuelto la ilusión perdida a la grada. El San Pablo es el líder en solitario de la LEBOro.

No se puede decir que el desenlace de la campaña 2022/23 fuese una gran sorpresa, pues el San Pablo jugó a tirones durante toda la temporada. A principios de año, ya había cambiado de inquilino en el banquillo porque las sensaciones con Paco Olmos estaban lejos de ser las de un equipo candidato a todo y el aterrizaje de Curro Segura insufló cierta esperanza a la parroquia burgalesa. Llegaron algunas victorias prometedoras, aunque la derrota contra el Andorra en marzo convirtió el objetivo del liderato en una quimera. Tal vez, ya lo era desde el inicio de año.

Los fichajes de Khyri Thomas o Carlos Suárez dieron empaque a la plantilla y, pese a no ser un equipo dominador, siempre quedaba ese hilo de esperanza de que el talento fuera suficiente para subir. Esa hipótesis creció con fuerza en la cabeza de todos los burgaleses cuando aplastó al Movistar Estudiantes, otro de los 'cocos', en el play off. 3-0 y a casa. No hizo falta ni jugar el cuarto partido.

Una vez en la Final Four, estuvo a punto de morder el polvo en las semifinales ante el Gipuzkoa Basket de Lolo Encinas, pero se salvó gracias al talento de Rasid Mahalbasic, que apareció a cuentagotas a lo largo del curso y su equipo lo notó. Y en la gran final, el baloncesto fue justo y ganó el Palencia, que demostró ser mejor equipo no solo en ese partido, sino durante todo el curso. Fue un quiero y no puedo que resumió a la perfección la temporada.

A la vista de que la fórmula de las estrellas no había funcionado, el San Pablo hizo limpia y se quedó únicamente con Gonzalo Corbalán y Álex Barrera. Apostó por Lolo Encinas para el banquillo y, junto con Albano Martínez, director deportivo, montó un plantel a su gusto. Con más obreros que artistas. Sin renunciar al talento, pero exigiendo compromiso.

Con su carácter cercano, su mensaje ha llegado de lleno a los jugadores y el San Pablo es, a día de hoy, líder en solitario de la LEBOro. Lleva 12 victorias en 14 jornadas y le saca una de ventaja al Movistar Estudiantes, su gran rival por el ascenso. La ilusión ha vuelto a las orillas del Arlanzón en vísperas de cerrar el año con la visita de los madrileños.