Vuelta a empezar. El anuncio por parte de PSOE y Sumar de rebajar la jornada laboral semanal máxima de 40 a 37,5 horas -en caso de prosperar la sesión de investidura- ha provocado un cataclismo en la negociación del convenio de hostelería. Ambas partes se habían citado el pasado día 24 para prácticamente sellar el acuerdo, aunque la propuesta lo paralizó todo. Los empresarios, ante la preocupación que les transmitieron algunos de sus socios, decidieron celebrar una asamblea para ver qué camino tomar.
Dicho encuentro ya se ha producido y la decisión de la patronal es la de empezar la negociación prácticamente de cero. Argumentan que el mero hecho de tener que reducir a futuro 2,5 horas la jornada semanal por empleado conllevaría de facto una subida del 6% por trabajador. «Los empresarios no podemos hacernos cargo a botepronto de un incremento salarial de ese calibre más un 4% por convenio, es decir, un 10% de golpe y porrazo», explica Luis Mata, presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Burgos. A ese porcentaje, a aplicar el primer año de vigencia del pacto sectorial, habría que añadir el 3% para cada uno de los dos siguientes. «No tenemos margen para aumentar las nóminas ni para subir precios», asegura Mata.
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