Memoria grabada en letras doradas

A.B. / Miranda de Ebro
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La FundaciónCantera logra incluir a cinco mirandeses entre las víctimas del nazismo homenajeadas por el artista Gunter Demnig

Algunos ejemplos de las obras firmadas por Gunter Demnig hasta ahora. - Foto: ARMH

Una víctima, una piedra. Ese es el lema del artista alemán Gunter Demnig, que encabeza el proyecto Stolpersteine destinado a honrar a los represaliados por la violencia del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. El creador teutón aboga por individualizar su homenaje, en lugar de llevar a cabo actos sobre «colectivos», y ha colocado decenas de adoquines resplandecientes con los datos de las personas que sufrieron el odio del movimiento encabezado por Adolf Hitler. Entre ellas había también ciudadanos mirandeses y ahora algunos contarán con su espacio en la memoria colectiva.

La delegada del patronato de la FundaciónCantera,Laura Preciado, ha llevado a cabo una minuciosa investigación para encontrar los datos de cinco víctimas de Miranda y este mismo año Demnig colocará los respectivos adoquines junto al Jardín de la Memoria, situado en el CentroCívico Raimundo Porres. La palabra stolpersteine hace referencia a cada cubo de cemento recubierto en su cara visible por latón, normalmente dorado, en la que quedan grabados los nombres, las fechas de nacimiento, los datos de la deportación y los días del fallecimiento o liberación de los campos de concentración nazis.

En particular, los ciudadanos, que padecieron la barbarie alemana alrededor de los años 40 y de los que se ha encontrado constancia, estuvieron presos en los campos de Mauthausen y Buchenwald, según figura en la investigación de Preciado. Todos sufrieron grandes penurias, pero cada uno tuvo su propia historia.

José Calmarza Vallejo nació en marzo de 1897 y ejerció como profesor durante años. Sin embargo, la represión del totalitarismo le encerró en la prisión de Estrasburgo. Su calvario no terminó en el campo francés, sino que en diciembre de 1940 se le deportó a Mauthausen. Calmarza sobrevivió a semejante calvario y el 5 de mayo de 1945 volvió a ver la luz, pues se le liberó de dicha cárcel.

Peor suerte todavía corrió ArsenioVidiana, un mecánico que vivió en la calle Santa Lucía de Miranda y que con apenas 31 años falleció mientras estaba en el mismo campo que Calmarza. Además, antes de su muerte, también sufrió el maltrato propio de la prisión alemana de Fallingbostel.

A unos cuantos kilómetros del lugar de su desdicha, en el campo de concentración de Buchenwald, estuvieron encerrados los otros tres mirandeses que ahora serán homenajeados. El maquinista José Viñegra, siendo un joven de solo 25 años, entró en la cárcel de Toulouse, donde duró muy poco, dado que meses después terminó en suelo alemán. No obstante, consiguió mantener el aliento hasta que la barbarie nazi fue derrotada y salió con vida de allí.

Así ocurrió también con Valeriano yRogelio Sanz. Preciado no ha logrado determinar si estas víctimas eran hermanos o primos, pero cree firmemente que tenían un parentesco muy cercano. Los dos fueron apresados en Francia y deportados el 19 de enero de 1944 a Buchenwald, donde ni el primero, que tenía 5 hijos, ni el segundo, que había engendrado a dos pequeños, perecieron. Como tampoco lo hará su memoria, gracias a Demnig, a la Fundación Cantera y al Ayuntamiento de Miranda, que colaborará con el proyecto.