Emilio de Justo brilla en el festival 'Ángeles del Toreo'

Diego Pérez
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El extremeño se lleva la tarde de homenaje a los cirujanos taurinos, a pesar de que los novillos de Hermanos García Jiménez impidieron el luciento de cinco toreros restantes.

Emilio de Justo dejó los mejores muletazos de la tarde al natural. - Foto: Christian Castrillo

La tarde en la plaza de toros de Aranda de Duero lucía un aspecto festivo en el coso cubierto, que mostraba tres cuartos de entrada, para homenajear a los Ángeles del Toreo, los cirujanos de plaza. Emilio de Justo cuajó la mejor faena de la tarde, por la que se llevó dos orejas, ante un astado englasado que se dejó torear, al cual basó la faena al natural y le permitió expresarse con muletazos largos, profundos y pausados. Mostró mucha firmeza a pesar de que los novillos de la ganadería de Hermanos García Jiménez no terminaron de romper.

El Rafi, novillero que actuó en último lugar, fue también uno de los más destacados, metiéndose en el bolsillo al público arandino desde el principio. Con voluntad, variedad y predisposición planteó una faena de más a menos que tuvo sus momentos se vio emborronada por el uso de los aceros, que tuvo como resultado una ovación.

Morante dejó su sello con las primeras verónicas de la tarde y desarrolló una obra con los cimientos pero sin terminar de arrancar. Mató a la primera y consiguió una oreja. Manzanares tuvo que lidiar con el peor astado de la tarde, que tuvo como principal defecto su falta de fuerza, al igual que todos sus hermanos, y no pudo lucirse, fallando también con la espada y recogiendo finalmente una ovación. Cayetano también encandiló a los tendidos con una tauromaquia vistosa y con un novillo venido a menos, con el cual solo pudo cortar una oreja tras una estocada en los medios. Completaba el cartel la joven sensación de la temporada pasada, Pablo Aguado, que basó su labor en una faena a media altura que no terminó de arrancar. El sevillano dejó detalles por lo que acabó recibiendo una ovación.