El fútbol burgalés se aferra a LaLiga

ROBERTO MENA / Burgos
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Más de la mitad de los equipos que lograron el ascenso al fútbol profesional en la última década han perdido su sitio en la élite del balompié nacional, donde se mantienen tanto Burgos como Mirandés

Varios jugadores del Burgos celebran un gol de Gaspar. / El Mirandés forma una piña para festeja una diana conseguida en Anduva. - Foto: Valdivielso y Alberto Rodrigo

El fútbol profesional se ha convertido en el jardín del Edén para los clubes de fútbol. El salto que supone llegar a las categorías manejadas por LaLiga es enorme en todos los aspectos. Aumentan de forma exponencial las exigencias, pero también las contraprestaciones y la visibilidad, así como el espectáculo deportivo. Burgos CF y CD Mirandés siguen aferrados a este primer escalón del balompié nacional.

Los primeros quieren asentarse definitivamente y afrontarán su tercera campaña consecutiva en LaLiga SmartBank, mientras que sus vecinos tienen mayor experiencia. Llevan cuatro consecutivas y, de las once últimas, nueve han competido en Segunda División, lo que les ha convertido en un habitual de la categoría.

El fútbol burgalés se ha hecho un hueco en el profesionalismo y vive su mejor etapa de la historia moderna. Echando la vista atrás, las vacas flacas predominan, por lo que mantenerse entre la elite sigue siendo el principal objetivo de ambos. No quieren salir de una fiesta en la que ya son uno más y de la que muchos han tenido que salir por la puerta de atrás.

El fútbol profesional está plagado de trampas y es un ecosistema feroz en el que los peces grandes se comen a los pequeños. Los dos clubes de la provincia se encuentran en la base de esta hipotética pirámide alimenticia y siempre parten como víctimas y no como depredadores, aunque ha habido casos en los que en sus garras ha caído algún gran carnívoro.

Si es harto complicado llegar al fútbol profesional, todavía lo es más mantenerse y el ejemplo está en la multitud de equipos que han logrado el ascenso, pero que al de poco han regresado a categorías más modestas. El escalón es de los importantes a todos los niveles y son muchos los que no lo han podido superar.

En la última década, desde la temporada 12-13, han ascendido 36 equipos diferentes a Segunda -entre ellos se encuentran el Burgos y el Mirandés y no están incluidos los de este curso, ya que aún no se conocen los cuatro- y solo 17, menos de la mitad, siguen en el fútbol profesional. Burgalesistas y rojillos forman parte de este grupo.

Pilares sólidos. Los ejemplos se repiten a lo largo de los últimos años y continúan en la categoría los que son capaces de construir unas bases sólidas sobre las que apoyar su proyecto. El dato que más llama la atención y pone en relieve lo complicado del salto de categoría es que son 12 los equipos que han bajado en su primera temporada en la categoría en estas últimas diez temporadas.

Real Jaén, Racing de Santander -le ha ocurrido en dos ocasiones-, Athletic B, UCAM Murcia, Cultural Leonesa, Barcelona B, Lorca, Rayo Majadahonda, Sabadell, UD Logroñés, Amorebieta y Real Sociedad B saborearon las mieles del profesionalismo, pero regresaron al lugar del que habían venido en solo una campaña.

Estos datos ponen de relevancia el mérito de un equipo como el Mirandés, que con una masa social inferior a muchos de sus competidores y un límite salarial siempre de los más bajos, sobrevive en un océano en el que existen grandes transatlánticos con presupuestos desorbitados que en ocasiones se van a pique y acaban en el fondo marino. Incluso los rojillos saben lo que es perder la categoría, rearmarse y conseguir el ascenso dos cursos después.

Al igual que hay ejemplos de equipos que han tenido un paso efímero, ha habido otros que han seguido creciendo, aunque todos ellos tienen un denominador común: son estructuras fuertes y generalmente con una larga trayectoria. Alavés, Cádiz, Mallorca, Huesca, Elche o Eibar han logrado el ascenso a la Primera División en esta década, aunque los dos últimos serán rivales del Mirandés y el Burgos en la próxima campaña.

Albacete y Racing. Son los dos clubes que se podrían denominar ascensores. En los últimos diez años el conjunto manchego ha vivido la amargura de dos descensos y la alegría de tres ascensos. Regresó al fútbol profesional en la temporada 13-14, después de bajar en la 10-11. Volvió a caer a la Segunda B en la 15-16, pero en la 16-17 regresó. Aún le quedaba un disgusto, aunque volvió a ser de una sola temporada. Dejó el fútbol profesional en la 20-21 y el siguiente curso subió otra vez.

La trayectoria del Racing es similar a la de los manchegos y ninguno de los dos ha logrado echar raíces en la élite en los últimos años. Bajó en la 12-13 y subió un año después. La alegría le duró una temporada y posteriormente estuvo en Segunda B cuatro campañas consecutivas. Regresó en la 18-19, pero solo aguantó un año. Su último ascenso fue el verano pasado.

Así las cosas, Burgos CF y CD Mirandés afrontan en esta próxima liga un nuevo reto, que es el de continuar en la cresta de la ola, donde los ingresos son más cuantiosos, pero la competencia deportiva es importante y cada error se paga muy caro.