El, por el momento, imparable crecimiento de las viviendas turísticas pone en guardia al sector de la hostelería, el cual reclama a las administraciones públicas un mayor control sobre esta actividad para «competir en igualdad de condiciones».

Burgos no es ajena a una tendencia al alza que es aún más evidente en otros puntos del país como las grandes ciudades o los municipios costeros. El registro de Turismo de la Junta de Castilla y León nuestra que en los últimos dos años se ha duplicado el número de este tipo de alojamientos y, actualmente, la provincia suma 453 viviendas turísticas oficiales. Un total de 240 están dadas de alta en este momento en la capital.

Solo 2020, un año marcado por el impacto de la pandemia en todos los aspectos socioeconómicos, alteró el ritmo de las inscripciones. Una cifra que no deja de crecer y a la que hay que sumar el incierto número de alternativas ofertadas que ejercen esta actividad de forma ilegal al no estar ni siquiera registradas.

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