Unidos frente a la adversidad. Así se muestran los vecinos de Fresnillo de las Dueñas tras los «graves problemas de convivencia» que, tal como denuncian, se han generado en el pueblo a raíz de la «okupación» de un piso por parte de una familia hace unos meses. Alertan de que «la inseguridad va a más», así como «las amenazas y los insultos». De hecho, muchos reconocen que tienen miedo, que viven con angustia. Pero no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados. Defienden que en este municipio de la Ribera del Duero siempre ha habido armonía y así quieren que continúe. Por eso, los vecinos han creado un grupo de WhatsApp para «estar todos al tanto» y al mínimo problema avisar a la Guardia Civil. De momento, rondan los 300 integrantes y subiendo. Fuentes de la Benemérita confirman que han intensificado su presencia en la zona y que han recibido una carta del alcalde en la que se manifiesta el malestar que cunde en Fresnillo, al igual que se lo trasladó a la Subdelegación del Gobierno en Burgos. Los propios residentes constatan que últimamente las patrullas «pasan mucho más por el pueblo» y «hacen rondas de forma habitual». Algo que de, cierta forma, les aporta tranquilidad.
A su juicio, con esta especie de movimiento social intentan buscar una solución, ya que como remarcan, «la inseguridad nos afecta a todos». Una de las vecinas de Fresnillo defiende la importancia de «hacer presión para que esta gente aprenda a convivir. No me cuadra que no se pueda hacer nada. Sabemos que las leyes van lentas, pero hay gente que lo está pasando realmente mal» por este problema. Hasta el punto de sentirse «desprotegidos». «No se puede consentir», añade otra, al tiempo que subraya que en el pueblo «todos somos una piña y estamos a una ante este panorama. Esta vez les ha tocado a los del bloque, pero luego puede ser a otros. A poco que empaticemos, es lo que toca ahora: apoyar».
En esta línea, otro vecino de Fresnillo de las Dueñas afirma que el grupo de WhatsApp que han puesto en marcha, y que cada día va creciendo, les permite tener muchos ojos. Es decir, vigilar que la situación no va a más porque, según admiten, les «preocupa que hoy se metan en una casa, mañana en otra y así sucesivamente». Algo que habrían intentado el miércoles por la noche, como confirmó el alcalde de la localidad, Gustavo García: «Los vecinos se dieron cuenta, lo advirtieron por el grupo y se dio aviso tanto a la Guardia Civil como al propietario, que acudió de inmediato y ha cambiado la cerradura».
Pese a estas circunstancias adversas, uno de los residentes en la urbanización destaca «la suerte de vivir en pueblo y que cuando hay que arrimar el hombro lo hacemos». A su juicio, «es la única manera de hacer algo, siempre de forma cívica». En este sentido, agrega:«Si se meten con alguien, responde todo el pueblo. Cuanto más unidos estemos, antes lo podremos solucionar y recuperar la calma».
En paralelo, desde el Ayuntamiento aseguran que insistirán con los Servicios Sociales de la Diputación de Burgos porque en la familia que ha okupado la vivienda hay menores y porque «las condiciones de salubridad son pésimas», según el regidor. Además, habrían empalmado los cables de la luz y los vecinos advierten de que al tratarse de una instalación antigua «puede reventar y poner en peligro a todos».
denuncia por amenazas. Fuentes de la Guardia Civil confirman que en octubre se recibió «una denuncia por un posible delito de amenazas y otro de daños» contra esta familia y que «se procedió a las investigaciones oportunas en su día». Además, las mismas fuentes indican que en noviembre contactaron con el titular del piso, que resulta ser una entidad bancaria, y que por ahora no han presentado «ninguna denuncia por okupación». Ante la creciente «inseguridad» que denuncian los vecinos, desde la Benemérita detallan que han intensificado la presencia en la zona y que, de hecho, el miércoles «hubo identificaciones».