Vidas entregadas al orden

A.B. / Miranda
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El policía local de Miranda Luis Ángel López Rojo y el exoficial Tomás Alonso agradecen sus recientes distinciones, pero creen que «el reconocimiento de la gente es lo que más llena» porque demuestra que trabajan «en favor de la sociedad»

A la izquierda, Tomás Alonso, que ha estado más de 30 años en la Policía Local de Miranda. A la derecha, Luis Ángel López Rojo, que paró una pelea estando de servicio. - Foto: A.B. y DB

El mantenimiento del orden y de la libertad es algo que depende de todos los ciudadanos. Sin embargo, hay algunos que soportan una responsabilidad añadida, y que hasta entregan la mayor parte de su vida a alcanzar ese objetivo. Buen ejemplo se encuentra en varios agentes de la Policía Local de Miranda, que acaban de recibir sendas distinciones de la Junta de Castilla y León. Entre ellos están Luis Ángel López Rojo, que ha logrado una medalla de plata al mérito por neutralizar una pelea estando fuera de servicio, y Tomás Alonso, quien pocos años después de su jubilación se ha hecho con una mención honorífica.

Según cuenta este, «siempre viene bien que se acuerden de uno, aunque va a hacer tres años que me fui e igual llego un poco tarde». No obstante, se muestra «muy agradecido», como ocurre con Rojo, aunque este recalca que «tener el reconocimiento de la gente es lo que más te llena, porque entiendes que haces algo en favor de la sociedad». A su excompañero esa sensación también le cautivaba. Tanto, que trabajó «hasta el último día que lo permitía la ley» porque se «sentía con ganas de estar un tiempo más, no ansiaba la hora de la jubilación».

Durante su extensa carrera, Alonso ha sido testigo de la evolución de la ciudad y del cuerpo, pasando de «años muy duros y con más delincuencia» en los que «rápidamente» ostentó «responsabilidades», a los tiempos actuales, cuando la Policía Local ha alcanzado una elevada cota de modernización. En ese tiempo, relata que ha «compartido vivencias que son imposibles de contar una por una con grandes compañeros», aunque sí destaca que «algunas se salen de lo normal» y «no se olvidan», como cuando tuvo que socorrer a una víctima de violencia machista embarazada que yacía desnuda en un portal.

Con más de 30 años en activo, Rojo también acumula «anécdotas para llenar un libro o dos». No obstante, la que le ha valido la medalla fue un tanto peculiar. Ocurrió este año y acababa de entrar al supermercado cuando vio a unas jóvenes golpeando a otra muchacha y a la guarda de seguridad. En ese instante, no lo dudó. Intervino. Y es que, ante estos casos, asegura que siente «una obligación doble, la inmediata como policía y la del sentido común como ciudadano».

Eso sí, tanto Rojo como Alonso son conscientes de que, en realidad, la unión es la que hace la fuerza en el cuerpo municipal. Por eso el segundo de ellos recalca que «el éxito no es todo tuyo, sino del grupo», porque «es como un equipo de fútbol, si gana, ganamos todos y si pierde, perdemos todos».