Martín Serrano

Plaza Mayor

Martín Serrano


Mismamente

31/07/2023

Cada uno tenemos nuestras cositas. ¡Cuántas veces lo hemos dicho y escuchado! Entiéndase 'cositas' por manías, hábitos o rarezas no compartidas por la mayoría. Nada grave. A veces, hasta divertido. Yo, por ejemplo, a las muchas que les he ido comentando en los últimos treinta años (que me como 6 mandarinas todos los días, que tengo cuatro pares de zapatos iguales, que reclamo a las empresas de cereales de desayuno si faltan las frutas deshidratadas...) sumaré otra: en los centros comerciales aparco siempre en el mismo sitio, si está libre, claro; aunque haya otra plaza más cercana y cómoda.

Pero no hablaré más de mí habiendo tantas cosas interesantes esperándonos en cualquier esquina y tantas preguntas con las que darle vueltas al bolo mientras se disfruta una cervecita fresca o del café de media mañana que nos da el empujón necesario para llegar al mediodía. Por cierto, ¡hay que ver lo limpios que están los cristales delanteros de los coches en las películas, verdad! 

Como estamos de resaca electoral les recordaré un dato que la mayoría de ustedes seguro que desconoce. Yo hasta hace quince días, también. Por eso me sorprendió y lo comparto. Sandra Moneo (a algunos seguro que les suena de algo) es diputada nacional del PP por Burgos ¡desde 1996! ¡Lleva 10 legislaturas con la que va a empezar! ¡Diez!

En el otro extremo, yo me pregunto cada vez que nos llaman a las urnas si no se cansarán nunca de presentarse todos esos partidos que llevan décadas y décadas sin siquiera acercarse remotamente a lograr un concejal, un senador o un diputado. Digo yo que, además de ser unos optimistas y bastante utópicos, les hará ilusión ver su nombre en las papeletas. O les faltan amigos, o pasatiempos. O quieren estar ahí, siempre preparados y alerta, para intentar coger algún día una 'gran ola nueva' que les eleve como ocurrió en años recientes con los despeñados y desaparecidos Albert Rivera o Pablo Iglesias.

Cada uno es muy suyo y tiene sus cositas. Yo cada vez que subo al Arco de Santa María y piso las piedras 'de caracol' hacia la planta alta sonrío al acordarme de aquel niño al que un día oí decir a su padre que le gustaban aquellas escaleras «de quesitos».

En fin, pocos placeres hay más sabrosos, baratos y que nos hagan cerrar los ojos con más dulzura que chupar la tapa de las natillas.