Horas y horas frente a la pantalla

Angélica González / Burgos
-

Los adultos deben comprender que en la adolescencia los móviles son ya una forma más de relacionarse y de divertirse, y los jóvenes, que tienen que respetar los límites y normas que se les indiquen

Horas y horas frente a la pantalla - Foto: Iván López

En el mundo de la educación y de las adicciones ya no se llaman TIC (acrónimo de tecnologías de la información y la comunicación) a todas aquellas herramientas digitales que sirven para interactuar con otras personas, divertirse, entretenerse o adquirir conocimientos. Su nombre ahora es TRIC. Este cambio, que incluye la inicial de la palabra relación, supone una auténtica revolución y la asunción definitiva de que los teléfonos móviles, las tabletas y los ordenadores son el instrumento de una manera diferente -ni mejor ni peor- con la que los jóvenes se relacionan e interactúan entre ellos con respecto a las de sus mayores, y que según los expertos, no se debe demonizar. Si alguien tiene curiosidad por este asunto puede asomarse a la cuenta de Instagram denominada @burgoscrush, dirigida a gente joven, y en la que entre anuncios de fiestas de pueblos, venta de libros, entradas de conciertos o pisos compartidos aparecen muchos mensajes que buscan a una chica o un chico para interactuar por internet porque cuando el encuentro se produjo en persona no se dirigieron la palabra.

Algunos ejemplos recientes: «Busco insta [la cuenta de Instagram] de una chica de pelo negro y falda negra con una amiga rubia en el 100 Montaditos, no me paraba de mirar tanto en la barra como cuando estaba sentado y para darla una pista soy el chico que estaban esperando a que fuera a recoger mi pedido y cuando me fui se me cayó la bici». «Chica con vestido a rayas blancas y negras en el bus 05 sobre las 14:10». «Busco una chica creo q se llamaba Cristina y estaba con sus amigos el lunes de tiendas la vi en el pull y tenía gafas y un piercing nariz que guapa eras». «Chico rubio petado que va al basic fit que estaba haciendo pierna sobre las 5 y media, llevaba pantalones cortos y camiseta negra». En todos estos casos, las dos personas estaban en el mismo lugar en el mismo momento e incluso se miraron... pero ni se acercaron y mucho menos se hablaron. Prefieren hacerlo en casa y delante de un teléfono.

«De esta manera los jóvenes espantan el miedo al rechazo que siempre se tiene cuando se aborda a otra persona con intención de establecer alguna relación. A través de una cuenta en una red social conversan desde la intimidad de su habitación y el contacto se produce de manera inmediata», afirma la directora de Proyecto Hombre, la psicóloga Marta González, quien no es pesimista con respecto a este uso de la tecnología: «El ocio digital es la evolución natural, es normal que jueguen en línea y que conozcan gente así. El peligro es que esto componga el cien por cien de sus actividades lúdicas».

(Más información en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)