René Payo

Del Ayer al Hoy

René Payo


La Asunción

15/08/2023

Por mucho que algunos se empeñen, nunca podrá entenderse nuestro país sin la profunda huella que la cultura cristiana ha dejado en nuestra identidad, modelando y definiendo buena parte de sus formas y maneras de ser. Siempre me ha llamado la atención la normalidad con la que, en algunos países como Italia, los alcaldes, independientemente de sus convicciones, son capaces de representar a sus vecinos en los actos religiosos comunitarios que definen las señas de identidad en sus distintas localidades. En nuestro país algunos regidores no lo entienden así y faltan a sus compromisos elementales con muchos de sus ciudadanos, tal y como ha ocurrido con la alcaldesa compostelana en la última fiesta del apóstol. Parece como si la citada política no llegara a comprender que la ciudad de Santiago de Compostela es lo que es gracias a la figura del santo.

Todo esto viene a colación en relación a la festividad que hoy conmemoramos. Media España se halla en fiesta celebrando una de las devociones marianas más incardinadas en el sentir hispano que la hizo suya mucho antes que fuera declarada como dogma a mediados del siglo XX. Un día que se tiñe de tradiciones inveteradas que, a modo de procesiones, romerías, votos de villa o representaciones dramáticas seculares ligadas al Tránsito de la Virgen forman parte de nuestro rico patrimonio inmaterial y que, por fortuna, muchas localidades se empeñan en seguir manteniendo, convirtiéndose en importantes acicates turísticos. De la Alberca, con sus seculares ritos, a Elche, con su inmortal 'Misteri', o de Sevilla, con la impresionante procesión matutina de la Virgen de los Reyes, a Lérida, con la celebración de la Virgen de la litera, España entera vibra en una de sus jornadas más grandes. Y qué decir de nuestra provincia entregada a una fiesta en que se unen sin solución de continuidad creencias, arte y folklore. Verdaderamente, somos afortunados por poder disfrutar de un día en el que perviven muchas cosas que nos recuerdan nuestro pasado pero que también son claros signos de presente. No las malogremos y sigamos emocionándonos con ese grito ancestral de ¡Viva la Virgen! y ¡Viva san Roque! a quien también recordaremos mañana.