La hostelería teme que las medidas «lastren el turismo»

I.E.
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Su presidente, Fernando de la Varga, no entiende que se siga «criminalizando a este sector» cuando no está probado que haya contagios en los locales

El presidente de los hosteleros, Fernando de la Varga, no entiende que se siga «criminalizando a este sector» cuando no está probado que haya contagios en los locales. - Foto: Jesús J. Matías

Quinta ola de esta pandemia y el sector de la hostelería vuelve a estar en el punto de mira de la Junta de Castilla y León, que prohíbe el consumo en barra y de pie en cualquier establecimiento y adelanta a la 1,30 horas el cierre de todos los locales. Unas medidas que mermarán los ingresos de los negocios pero que, sobre todo, amenazan con lastrar la llegada de turistas en unas fechas clave, con la celebración del VIII centenario de la Catedral, la exposición de las Edades del Hombre en plena efervescencia, el Camino de Santiago que empieza a recuperar peregrinos y las tres etapas de la Vuelta a España que tendrán lugar dentro de un mes. El presidente del sector, Fernando de la Varga, advierte de que habrá que esperar «a ver qué repercusión tiene la noticia en otras partes de España» y confía en que no cunda la alarma y empiecen a anularse reservas hoteleras en unos días propicios para la llegada de viajeros a la ciudad y la provincia.  

Un poco resignado, porque ya lo veía venir, sigue lamentando que la Administración regional «ataque y criminalice de nuevo a la hostelería», sobre todo cuando no está probado que en sus locales se produzcan los contagios. En este sentido, alude a un estudio reciente de la Universidad Carlos III en el que se demuestra que antes de los cierres decretados con la cuarta ola el número de infecciones en bares y restaurantes fue de cero. Las medidas que ha anunciado la Junta, considera, son de índole «quirúrgica», destinadas a lograr un efecto inmediato, el de cortar el aumento de contagios y de hospitalizaciones, que, reconoce, «empiezan a constituir síntoma de cierto riesgo». Aunque no está de acuerdo con que las nuevas restricciones vayan a dar resultados. En la práctica, el cierre a la 1,30 supone adelantar hora y media la clausura de los establecimientos, que ahora en verano pueden alargar la jornada hasta las tres, de modo que económicamente se notará. Sobre la prohibición de los cócteles de pie o similares, De la Varga advierte de que las empresas dedicadas a las bodas y eventos de esta naturaleza habrán de adaptarse a los nuevos requerimientos y llevar a cabo esos aperitivos con los clientes sentados.

Acerca del cierre nocturno de los parques públicos y espacios similares para impedir la reunión de personas, sobre todo en torno al alcohol, desde el Ayuntamiento señalan que se seguirán llevando a cabo controles para impedir el botellón tal como se hace ahora y advierten que en parques infantiles no se produce esta práctica.