Casas rurales de la Ribera miran al verano con incertidumbre

L. NÚÑEZ
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En el sector admiten que la inflación y la constante subida de los precios de los carburantes se traducen en numerosas cancelaciones y una ocupación del 50%. Los días del Sonorama, eso sí, está todo lleno

Auri Cuesta gestiona la casa rural Las Marzas en la localidad ribereña de Villanueva de Gumiel. - Foto: L.N.

El sector turístico de la Ribera del Duero afronta un verano cargado de «muchísima incertidumbre» por diversos factores, sobre todo, debido a la inflación y la escalada de los precios de los carburantes. Un cúmulo de circunstancias económicas a las que se suma el covid y que se traducen en «pocas llamadas telefónicas y muchas cancelaciones», como admite Ana Belén Velasco, secretaria de Acriduero, una asociación que engloba a 44 casas rurales de distintas localidades ribereñas como Tubilla del Lago, Villanueva de Gumiel, Valdeande, Nava de Roa o Campillo de Aranda. 

De momento, la ocupación para julio y agosto ronda el 50%, con diferencias notables ya que algunos establecimientos rurales apenas tienen reservas en estos dos meses, a excepción del 10 al 14 de agosto, cuando se celebrará el 25 aniversario de Sonorama Ribera. Los alojamientos «están a tope» desde hace meses y, segúnVelasco, es prácticamente imposible encontrar una habitación para los días del festival en un radio de 20 kilómetros salvo que se produzca alguna cancelación de última hora. 

Las casas rurales con piscina acumulan, por ahora, el mayor número de reservas en la Ribera del Duero. Asimismo, Velasco apunta que quienes optan por alojarse en la comarca son principalmente personas que no tienen casa en el pueblo o que acudirán a algún evento, como pueden ser las bodas retrasadas por la pandemia. «Es turismo local», subraya, mientras añade que mucha gente, ante la incertidumbre económica, se decanta por hacer actividades por el día sin necesidad de pernoctar. «Los restaurantes sí que tienen jaleo, pero a nosotros nos está costando un poco. Es lógico que la gente le haya visto las orejas al lobo», dice, si bien confía en que aún hay margen de sobra para registrar mejores datos. 

El atractivo de la playa. Al margen de la contracción del consumo o del alza del euríbor de las hipotecas, la secretaria de Acriduero cree que también influye la vuelta a ciertos hábitos anteriores al covid. Aunque el turismo rural ha encadenado dos veranos «muy buenos» en la Ribera del Duero, con la apertura de las fronteras muchos han decidido retomar sus vuelos al extranjero. Además, los destinos de playa generan un importante atractivo, lo que relega al turismo de interior a la primavera y el otoño. 

Mientras, los apartamentos turísticos de Aranda de Duero rompen esta tendencia y, tras rozar el lleno los meses de abril y mayo, se encuentran reservados todo el verano salvo un par de días.