La Unidad del Sueño urge ayuda de otros servicios y Primaria

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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Propone que en los centros de salud hagan más pruebas y que Otorrino, Neurofisiología, Pediatría y Neurología «colaboren» en los estudios. También habrá peonadas o algo similar

Foto de archivo de la Unidad del Sueño del HUBU, cuya plantilla se ha reducido a la mitad en solo cuatro años. - Foto: Patricia

La demora para una primera consulta en la Unidad del Sueño del HUBU lleva estancada en dos años y cuatro meses, al menos, desde el pasado noviembre. Los pacientes, cuando reciben en la primavera de 2023 la carta en la que los emplazan para una visita en el otoño de 2025 piensan que se trata de una broma o de un error, pero en el hospital confirman que ni lo uno ni lo otro. «Las citas de la Unidad del Sueño no se ajustan a los plazos aceptables», admiten fuentes oficiales, matizando que por esa razón «se está trabajando» con Atención Primaria y con otros servicios del hospital (sobre todo, con Neurofisiología, pero también con Neurología, Pediatría y Otorrinolaringología) para analizar hasta qué punto pueden descargar a esta unidad, dependiente de Neumología y antaño referencia internacional. 

La primera medida de la dirección del hospital para tratar de menguar los dos años y cuatro meses de espera fue aprobar, en enero de este año, «actividad complementaria varias tardes a la semana. Es decir, que se acordó pagar a los profesionales que trabajan en esta unidad para que vieran pacientes más allá del horario ordinario, pero sin considerar 'peonada' esta labor asistencial extraordinaria. Dado que la demora para una primera visita sigue estancada en dos años y cuatro meses, la dirección del hospital y la del servicio responsable, Neumología, «valoran» fórmulas para «intensificar» esa actividad complementaria y también con remuneración específica en la nómina. Trabajo que, sin embargo, todavía no se puede calificar como 'peonada' por un matiz más bien técnico. 

Es decir, para considerar que un profesional hace y cobra peonadas tiene que haberse pactado que en ese tiempo extra de trabajo va a atender a un número fijo de pacientes. Si no es así, la jerga oficial no lo considera peonada, aunque el hecho, atender pacientes fuera del horario ordinario de trabajo, se parezca mucho en la práctica. Ahora, fuentes oficiales subrayan que todavía no se ha decidido qué opción se va a implantar en la Unidad del Sueño del HUBU, cuya plantilla -exigua en comparación con la que fue en tiempos de los fallecidos Joaquín Terán y María Luz Alonso- parece estar desbordada.

De ahí que se haya lanzado un SOS a otros servicios del hospital y a la Atención Primaria y a otros servicios del hospital, para que se impliquen de distintas formas en esta unidad, que es clave en el diagnóstico y seguimiento de enfermedades potencialmente graves como la apnea del sueño; patología que, por otra parte, motiva gran parte de las consultas, tanto primeras como sucesivas.

Mayor resolución. Fuentes oficiales del hospital explicaron que, en lo relativo a los centros de salud, se está intentando «que el proceso de derivación sea más ágil» y, al mismo tiempo, se pretende que las consultas ambulatorias asuman más pruebas diagnósticas para que, una vez que los pacientes llegan a la Unidad, la visita sea «más resolutiva».

En cuanto a los servicios del hospital a los que se les ha pedido ayuda, con Neurofisiología ya se ha acordado, directamente, la derivación de pacientes para que los neurofisiólogos asuman los estudios. Fuentes oficiales apuntan que a Neurología, Pediatría y Otorrinolaringología se les ha planteado que se impliquen en la realización de más estudios de la unidad del sueño; es decir, que colaboren más de lo que hacían hasta ahora «en el abordaje de la patología». Esto es algo que ya se hacía -de hecho, en la plantilla de la unidad había neurofisiólogo y pediatras- porque muchas patologías de las que se abordan en la unidad del sueño tienen carácter «multidisciplinar», pero ahora se pretende que haya colaboración con más pacientes que hasta ahora.

La plantilla de la unidad estaba conformada por 18 personas en tiempos de Terán y Alonso, mientras que ahora se compone de un coordinador, dos especialistas en Neumología, cinco enfermeras y, siempre según fuentes oficiales, personal administrativo a jornada completa. Como colaboradores, dos neurofisiólogos.