La portada de la iglesia románica de Crespos ha recuperado su esplendor gracias a las labores de restauración que acaba de concluir el Arzobispado tras una inversión cercana a los 10.000 euros, que han sido aportados por la Asociación de Amigos de Crespos y la parroquia y, en buena parte, obtenidos gracias a los donativos de los visitantes del templo. En diciembre de 2021 fue la asociación la que dio la voz de alarma, al observar como manaba el agua por la portada. Este hecho estaba moviendo esta parte del templo, como afirmó entonces el delegado diocesano de Patrimonio, Juan Álvarez de Quevedo, tras visitar Crespos. «La situación era grave porque la fachada se estaba abriendo, al tener grietas y huecos por dentro», admite ahora.

La primera actuación de urgencia consistió en poner unos baberos de acero en la fachada, por los que resbalaba el agua sin llegar a penetrar en los muros de la pequeña y bella iglesia consagrada en 1143. Pero ha pasado más de un año hasta que se ha podido continuar con la limpieza de la fachada para eliminar los morteros bastardos, ejecutar el cosido con resina de epoxi y rellenar con nuevo mortero los huecos que antes permitían la entrada de agua de lluvia y el deterioro de la portada, una de las piezas más bellas de la iglesia.

Ahora queda pendiente abrir una zanja para soterrar una tubería de saneamiento que saque la humedad de la fachada norte al exterior, así como reparar el caballete del tejado y la espadaña. No obstante, estas obras habrán de esperar a la solicitud y concesión de una ayuda del convenio de las goteras de la Diputación, que el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento del Valle de Manzanedo se había comprometido a cofinanciar junto a la parroquia.

Estas obras preocupan menos en el Arzobispado, porque «con la intervención del año pasado y la de éste ya no entra el agua al interior de la portada», explica Álvarez de Quevedo. Asimismo, el Ayuntamiento de Manzanedo asumirá la limpieza del exterior y recoger un muro exterior y el del cementerio, ahora deteriorados.