La vida sigue igual

J.M. / Burgos
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La burocracia, los retrasos en la concesión de licencias, la falta de mantenimiento en los polígonos y la pelea por las infraestructuras continúan siendo sus preocupaciones. El comercio reclama ayudas para los nuevos negocios

De i. a d., Ana Isabel Epifanio, Loreto Pérez y Jesús Ortiz. - Foto: Patricia

Da igual que uno tenga un exitoso negocio hostelero y hotelero, que ella sea la propietaria de una pequeña tienda de barrio en el Casco Alto o hablar con la vicepresidenta de una de las patronales más representativas de Burgos y a su vez con una dilatada trayectoria profesional en una firma en la que conviven a la perfección su cadena de establecimientos comerciales con una industria alimentaria de primer nivel. Los tres hablan el mismo idioma.

Aquel que los políticos no parecen comprender, ya que, pese a las buenas palabras y compromisos, repiten las mismas demandas a cada nueva corporación y el resultado es siempre el mismo. Esto no va de buenos y malos. La misma culpa tienen estos que los anteriores y los que precedieron a estos últimos.

Son muchos los asuntos que les preocupan y aunque el negocio de cada uno tiene su propia idiosincracia, las inquietudes de cada uno son las de otros muchos. La falta de mantenimiento en los polígonos, la burocracia, la falta de captación de inversiones, los locales comerciales vacíos, la fuga del talento joven o la batalla por las infraestructuras son algunos de los ejemplos de lo que más les preocupa.

Jesús Ortiz, gerente del Hotel Restaurante La Galería, lugar por el que todos los días pasan centenares de empresarios y trabajadores del polígono más grande de la ciudad, tiene la suerte de que su negocio se encuentra en la intersección de la avenida de la Industria con López Bravo, dos de las arterias mejor cuidadas de Villalonquéjar. Sin embargo, es ajeno a que cuando te adentras en las calles interiores, en algunas de ellas el estado de «abandono» es innegable.

Comparte la misma visión Loreto Pérez, vicepresidenta de la Federación de Empresarios del Comercio (FEC) y gerente de las tiendas de alimentación de Florbu (también industria del sector de alimentación con una factoría en continuo proceso de crecimiento en Villalonquéjar). No es de ahora, que también, esto viene de atrás, tal y como recalca en varios ocasiones para que quede constancia de que el análisis que hacen está completamente al margen de cualquier interés partidista. Lo mismo que decían hace cuatro u ocho años es lo que repiten ahora. Porque, desgraciadamente, las cosas no han mejorado.

Y si el abandono de las calles en Villalonquéjar existe, pasearse por las del polígono de Burgos Este es encontrarse con pavimentos levantados, por zonas teóricamente verdes absolutamente devastadas. Apunta aquí Ortiz que no tiene demasiado sentido querer inundar un polígono de «espacios ajardinados si luego no los vas a mantener porque eso cuesta mucho dinero». En el Monte de la Abadesa las cosas no están mejor (falta de iluminación, malos accesos...). 

Pero si es importante que los polígonos ofrezcan una buena imagen tanto a quienes trabajan en ellos como a quienes los visitan de fuera, lo que realmente desespera a los empresarios son los problemas para relacionarse con la llamada administración más cercana. Y aquí se ponen serios porque los trabas son de toda índole. Quizá las más preocupantes, según explica Pérez, son los «retrasos» y los problemas para la obtención de licencias y el atasco que se produce en Intervención.

No conviene dar nombres, pero recientemente una industria importante de la ciudad reconocía que «algunas inversiones se han trasladado a otras plantas por la tardanza en la obtención de licencias» relata la vicepresidente de la FEC. Eso no se puede consentir.

«Hay que hacer más eficiente el Ayuntamiento. No creo que sea una cuestión de un color político u otro, ya que es un tema de funcionamiento y de la idiosincracia propia de la administración». Apela, casi ya a la desesperada, a que «los dos principales partidos se pongan de acuerdo para que la máquina funcione y el Ayuntamiento sea un facilitador. Me consta que la voluntad de todos los alcaldes ha sido la de agilizar, pero no han sido capaces de conseguirlo».

En esta misma línea, Ortiz relata, por su experiencia, que «no es lógico que vayas al Ayuntamiento y tengas que pedir cita, que te la den para dentro de unos días» cuando tu necesidad puede ser urgente. O que cuando te desplazas hasta la Casa Consistorial «te encuentres la mitad de los despachos vacíos» y con «algo parecido con «las mesas» de los empleados públicos. No entra en si hay puestos determinantes sin cubrir, si las ausencias no las cubren otros empleados o en cualquier otra posible teoría. Lo cierto es que sus ojos lo han visto, como también ha vivido en sus carnes los problemas para contactar por teléfono con las personas que pueden ayudarle a gestionar un trámite.

Ana Isabel Epifanio, por su parte, se libra de este problema que ya superó cuando hace 15 años abrió la tienda de alimentación Anysa en la Subida de San Miguel, pero expone otras preocupaciones que, como ella, tienen muchos comercios de barrio como el suyo. Los problemas de aparcamiento en el Casco Histórico Alto se dan en muchas otras zonas de la ciudad, de la misma manera que urge la reurbanización del entorno. Se muestra optimista respecto a que el próximo mandato lleguen las soluciones a su zona porque es algo que tiene que arreglarse sí o sí.

Otro de los asuntos sobre los que llama la atención Epifanio es que «los locales que se cierran nunca más se vuelven a abrir. Estamos perdiendo el comercio de barrio y de proximidad», lamenta al tiempo que reclama «ayudas» para quienes inician la aventura de emprender, «bonificaciones en impuestos o tasas...». Aunque pueda generarle competencia desleal, algo hay que hacer. «El día que me jubile nadie va a querer el local. ¿Qué hago? Un loft para una pareja joven?».

Pérez respalda esta teoría de Epifanio, así como la de ampliar los bonos al consumo a las tiendas de alimentación, y va más allá al reclamar al Ayuntamiento una ordenanza de ornato de los locales en la que se sancione (porque de otra manera no se aprende) a los propietarios que los tengan en mal estado. Por la mala imagen que dan y porque de esta manera podría incentivar una bajada de los precios de alquiler.

Infraestructuras. Pérez no quiere dejar pasar por alto el debate de las infraestructuras, ya que aunque la competencia no sea municipal, los políticos sí tienen mucho que decir y hacer sobre este asunto. «Es clave que para nuestros políticos lo importante sea Burgos, no su puesto ni las siglas de su partido», defiende.

Recuerda que «esta lucha por las infraestructuras no ha partido de ningún político nuestro. Si no es por la implicación de muchos empresarios que estamos haciendo lo indecible... Nosotros no deberíamos de salir a la calle. Los políticos se tendrían que estar partiendo la cara en Valladolid o en Madrid».