El Mirandés llegaba al duelo ante el Oviedo con el viento a favor. Los rojillos acumulaban cinco jornadas ligueras sin perder y eso daba cierta confianza a unos jugadores que sabían que si ganaban salían del descenso. Aún así, el duelo ante los asturianos no tuvo el guión esperado, en un encuentro gris de los rojillos que no supieron qué hacer con el balón para dañar el entramado defensivo de un contrario que marcó y al que le bastó defender esa renta para llevarse los tres puntos.

Así dio un paso atrás el conjunto rojillo en su progresión hacia la salvación, en un enfrentamiento en el que no tiró a puerta en los 90 minutos y eso que tuvo el balón el 65% del tiempo. Pese a ser dueño del esférico, la falta de ideas en ataque castigó al Mirandés, en un duelo en el que las estadísticas oficiales de La Liga dicen que tiraron ocho veces a puerta, aunque la mayoría de ellas sin peligro y siempre fuera de los tres palos. De esta manera, los de Etxeberria cerraron el que seguramente haya sido su peor encuentro en la faceta ofensiva. 

Hay otros choques que se han saldado con menos llegadas al área rival, aunque el Mirandés en Oviedo parecía un gato sin uñas. Por ejemplo en Ibiza el Mirandés lo probó en cuatro ocasiones, pero marcó y ante el Granada solo en tres, pero al menos también hizo un tanto. No fue así en el choque del Carlos Tartiere, donde los rojillos cerraron su sexto partido del curso sin hacer diana.

Además, el paso atrás también duele en el ánimo, porque los rojillos siguen sin conseguir un triunfo fuera de su estado. Eso también pesa, en un equipo que lejos de Anduva no logra ni crear tanto peligro ni dominar los encuentros. En total, solo ha conseguido retener tres puntos, tras tres empates ante el Eibar, el Lugo y el Ibiza. 

Aún así, las palabras en el vestuario todavía son positivas, en lo que puedan hacer los jabatos lejos de Anduva esta temporada. «Estoy seguro de que fuera de casa van a llegar victorias», apostó el portero rojillo Alfonso Herrero, quien fue el mejor sobre el césped de Carlos Tartiere (...).

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