Una colección única de carteles de propaganda política

R.P.B / Burgos
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El coleccionista burgalés Toño Gallego atesora un impresionante serie de pósters electorales -puro arte gráfico- con los que Acción Popular, el partido de Gil Robles, concurrió a los comicios generales de 1936

Una colección única de carteles de propaganda política - Foto: Luis López Araico

Su instinto le dijo que tenía entre manos verdaderas joyas, conservadas además casi intactas, como si hubiesen estado en una cápsula y el tiempo no hubiese dejado su devastadora impronta en ellas. El coleccionista y anticuario burgalés Toño Gallego despliega con enorme mimo unos cuantos carteles propagandísticos que constituyen una valiosa rareza, de ahí la importancia de su hallazgo. Atesora desde hace unas semanas una formidable colección de pósters electorales que fueron confeccionados para las últimas elecciones generales de la Segunda República.Son, todos, del partido que aglutinó a las derechas: Acción Popular, cuyo líder era José María Gil Robles. Los herederos de un afiliado burgalés a este partido pusieron en manos de este coleccionista toda la documentación que su familiar había custodiado durante toda su vida.Y que es una porción de la historia de España, de uno de sus episodios más nucleares, revueltos, fascinantes y terribles. 

La serie de carteles es, con toda seguridad, lo más valioso: no en vano, grandes ilustradores y cartelistas volcaron la propaganda política todo su talento. Es arte gráfico, uno de los grandes iconos de la primera mitad del siglo XX. Huelga decir que entre la colección que ahora posee ToñoGallego hay una lámina propagandística, firmada por el cartelista Torres Martín, de la que existe una copia que se exhibe como un tesoro en el Museo Reina Sofía de Madrid; se trata de una gigantesca mano que aprieta, con garras tensas, el mapa de España. En el antebrazo, la hoz y el martillo, símbolo del comunismo. Y, a su lado, esta leyenda: 'La patria está en peligro.Votad a España contra la revolución y sus cómplices'.

Su actual propietario cree tan trascendente esta colección de carteles que entiende que lo ideal sería que los conservara y pusiera en valor alguna institución.«Tienen gran importancia histórica respecto a una época importante de España. Yo podría quedármelos e ir vendiéndolos a particulares, porque hay mercado de este tipo de arte, pero considero que es una colección lo bastante interesante como para que termine en manos de alguna institución.Y me gustaría que fuese alguna de Burgos», apostilla Gallego.En este sentido, asegura que si algún organismo estuviera interesado en hacerse con ella, él daría todas las facilidades para que el acuerdo fuese bueno para ambas partes.

Lo cierto es que la colección es fascinante, ya que buena parte de los carteles (que tienen las mismas medidas, 100x70 centímetros, y están todos fechados en 1936), son desconocidos, una vez consultadas diversas fuentes archivísticas. No en vano, la variedad es una de las características principales de este fondo aparecido en Burgos. Son, todos ellos, cuadros de enorme fuerza visual, como tiene que ser la propaganda. Uno de los más llamativos es el que muestra la silueta en negro de un ahorcado sobre un fondo amarillo. El lema también se las trae: 'Es un suicidio no votar contra la revolución y sus cómplices'.En todos los carteles de Acción Popular para aquella campaña aparece estampado el eslógan que eligió el partido derechista: 'Votad a España'.

No se olvidó el partido fundado por Ángel Herrera Oria de llamar al voto de las mujeres.En la colección de ToñoGallero hay un ejemplar en el que puede verse a un bebé sostenido por dos brazos en el que se lee: '¡Madre española! Pensando en vuestros hijos votad a España'.Asimismo, hay otra lámina que hace referencia a los sucesos revolucionarios de Asturias acaecidos en 1934. Tiene ese cartel un punto siniestro, casi gótico: se ve a una mujer enjuta y enlutada que toma de sus manos a una niña y a un niño. El lema es: 'Acordaos de los huérfanos de Asturias, víctimas de la revolución'. El marxismo vinculado a la esclavitud y como enemigo de los pequeños propietarios o la exaltación de la fuerza pública (representada en un cartel por un guardia civil con tricornio) son máximas que se repiten de diferentes maneras en las láminas.

Atraer y difundir. Según un estudio de la Biblioteca Nacional de España, las ideas políticas encontraron en el cartel un medio con el que atraer seguidores y difundir las diversas posiciones ante los acontecimientos. La propaganda política experimentó un notable crecimiento en el siglo XX y en concreto el cartelismo político español tuvo un importante desarrollo a partir de 1931. El cartel político se caracteriza por estar compuesto generalmente por una imagen impactante y un texto o eslogan convincente y fácil de recordar. Su origen se remonta finales del siglo XIX y estuvo en pleno auge durante la primera Guerra Mundial, demostrando que era un eficaz medio de propaganda. Igual que sucede con cualquier otro tipo de cartel, con la llegada de los nuevos avances en el ámbito de la impresión, se pasó de los carteles meramente tipográficos en los que se anunciaban desde la celebración de mítines hasta la convocatoria de huelgas o protestas, a aquellos en los que la imagen es lo fundamental. Existen carteles que convocan a revoluciones obreras, a las más variadas votaciones o que anuncian mejoras conseguidas por los gobiernos en diferentes campos como sanidad, educación o seguridad ciudadana... El cartel político en España experimentó un fuerte auge entre 1931 y 1939 y constituyó el principal medio de difusión de mensajes bélicos, revolucionarios, solidarios, antifascistas e incluso educativos y de denuncia social (...) Entre sus autores están algunos de los más destacados ilustradores y cartelistas españoles como Josep Renau, Bardasano, Josep Alumá, Cristóbal Arteche, Arturo Ballester, Jacint Bofarull, Valentí Castanys, Antoni Clavé, Ricard Fábregas, Lorenzo Goñi, Joaquín Martí-Bas, Melendreras o Josep Morell, entre otros.