Aunque en la recta final ha logrado maquillar algo sus números, el mercado de las matriculaciones de vehículos ha cerrado el año con una nueva caída. Durante 2022 los concesionarios burgaleses completaron 3.187 operaciones, un 11,42% menos que las 3.598 reconocidas durante el 2021. Octubre y noviembre fueron dos meses en positivo, fruto de la entrada de numerosos coches que se habían retrasado por la falta de piezas. Sin embargo, la tendencia a la baja se recuperó de nuevo en diciembre con un desplome de las ventas del 21%.

Volviendo de nuevo al acumulado anual, el canal de los particulares termina el año con 2.115 matriculaciones frente a las 2.294 del curso pasado (un 7,8% menos), mientras que el de las empresas se hunde un 18,6% (1.003 vs. 1.269). El único segmento que parece coger algo de aire es el RAC (rent a car en inglés o alquiler). De las 35 operaciones registradas en la provincia en 2021 se ha pasado a las 39 del 2022.

En cuanto al tipo de motor, tanto los diésel como los gasolina registran caídas. Especialmente acusada es entre los primeros, que pierden un 28% de cuota de mercado. Tan solo representaron el 14% de las ventas con 466 unidades. Algo mejor, pero también en números rojos, cierra el año el motor gasolina. Fueron 1.278 operaciones, un 40% del total, aunque un 20% menos que durante 2021. Los únicos que crecen son los coches híbridos, eléctricos y los impulsados a gas. Lo hacen un 7,45% y representan ya el 45% de todas las adquisiciones.

Desplome general. En el conjunto de España, las matriculaciones de turismos y todoterrenos se situaron en 813.396 unidades durante el pasado año 2022. Esto supone un descenso del 5,4% en comparación con las cifras de 2021 y supone quedarse por debajo de las previsiones de 830.000 unidades al cierre del ejercicio, según los datos difundidos ayer lunes por las asociaciones de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam).

«La incertidumbre con la que cerramos 2022 nos impide vislumbrar un cambio para 2023. Manejamos dos escenarios: un alza del 5% al que habría que sumar un 10% adicional si se solucionan los cuellos de botella en la producción. Estamos muy lejos de las cifras que veíamos antes de la pandemia», reconocen fuentes del sector, que todavía tienen esperanzas en que 2023 dé un vuelco y anime a los compradores.