Proyecto impagable en Angola

G.G.U. / Burgos
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Empresarios burgaleses con intereses en África acopian juguetes, sillas de ruedas y material escolar para pueblos del sur de este país, azotado por el coronavirus y por una sequía extrema. Ya tienen material para un segundo envío

Enrique Ovejero (derecha) entrega material escolar en una escuela. «En algunas no tienen de nada», afirma. - Foto: DB

Enrique Ovejero, interiorista y expresidente de la asociación de comerciantes de Bernardas, empezó a trabajar en África en 2007, pero todavía se sorprende de las condiciones de vida en muchas zonas del continente. «Personas que antes de la pandemia tenían una complexión normal, ahora están esqueléticas», afirma, para explicar de forma gráfica las consecuencias que la sequía, extrema en países como Angola, está teniendo en una población sumida en una pobreza que la crisis del coronavirus no hizo más que agravar. De ahí que, hace meses, Ovejero y otros emprendedores con proyectos en Angola decidieran liderar una iniciativa de valor imponderable: llenar el remolque más grande del mercado (91 metros cúbicos) con objetos tan escasos en algunas poblaciones como para considerarlos de lujo. No solo lo lograron, sino que ya tienen material para un segundo porte.

«Varios emprendedores estamos desarrollando un proyecto muy amplio en Angola y vimos que, sobre todo en territorios del sur, había mucha necesidad», cuenta Ovejero en conversación telefónica, antes de matizar que, al hablar de necesidad, se refiere a escasez de enseres tan básicos como juguetes para los niños, ropa, sillas de ruedas, pizarras y pupitres... «Tenemos relación con la Iglesia allí, así que entre lo que nosotros vemos y lo que nos dijeron, contactamos con amigos y empresarios para hacer acopio del material que queríamos transportar», explica, matizando que entre esa red de contactos entran directivos del Burgos CF y de su fundación, quienes organizaron una recogida específica de juguetes. «Es muy difícil de explicar la emoción que sientes al ver a chavales que nunca habían tenido un juguete como tal, como lo que nosotros entendemos por juguete, en la mano; se les abre otro mundo», afirma el empresario, matizando que lo habitual en esos territorios es que los críos se construyan sus propios coches con tapones.

La recogida de objetos se activó en Navidad, pero el papeleo y los imprevistos surgidos en el envío han provocado que hace «apenas 20 días» que se haya empezado a repartir el material. «No nos hemos limitado a la infancia. Hemos llevado material necesario para críos, pero también para personas mayores», aclara, antes de poner el ejemplo de las sillas de ruedas. «Unos productos que aquí se consideran ya inservibles, allí se arreglan y permiten que una persona con discapacidad o mutilada pueda volver a salir de casa después de muchos años postrada. Hemos visto a señoras llorando porque, por fin, volvían a la calle», explica.

Esta iniciativa es complementaria al proyecto empresarial que estos «cinco o seis» profesionales están promoviendo en Angola, pero la intención es consolidar este tipo de acciones solidarias y de cooperación mediante la Fundación Dennis Desarrollo Técnico Solidario. Se creó y registró hace más de diez años, con la intención de trasladar a África material del hospital General Yagüe, pero Ovejero matiza que al final les entregaron pocos objetos y la fundación quedó casi parada. «Pero ahora vemos que es el momento de reactivarla, porque hay necesidad», remacha, explicando que en Angola ha visto a críos dando clases sobre las raíces de un árbol porque en el interior de la escuela de su poblado no había nada.

«Nuestro objetivo es invertir el 50% de los beneficios de nuestros proyectos, de alto impacto social, en la población», dice Ovejero, matizando que una de las líneas prioritarias de acción es la educación y cualificación de la juventud angoleña. «Queremos que vean que vamos a ayudar», concluye el empresario burgalés.