«No podía irme y dejar en la calle a la plantilla»

L.M. / Burgos
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La francesa Antalis compra la burgalesa Gosuma, lo que avala mantener los empleos al jubilarse su dueño, Manuel González

Manuel González se incorporó en 1993 a la compañía que fundó su familia en 1960. - Foto: Jesús J. Matías

La pandemia echó por tierra los planes de jubilación que Manuel González tenía previstos. Con la intención de poder retirarse del mercado laboral en un espacio de tiempo breve, la covid-19 terminó por espantar a una compañía muy interesada en hacerse con los activos de la firma que fundó su familia, Gosuma.

Ninguno de los hijos de este empresario burgalés quería continuar con el negocio, lo que hacía cada vez más real la decisión a la que no quería llegar nunca: el cierre del almacén que tiene en el polígono de Villalonquéjar. Esta vía implicaba dejar en la calle a la decena de empleados que acuden todos los días a este centro de trabajo, algunos ligados desde hace 40 años. 

«Tuvimos que pasar la pandemia y reactivar las conversaciones para tratar de encontrar una salida», recuerda. Hace un año contactaron con Antalis, una compañía francesa y que forma parte del grupo japonés Kokusai Pulp & Paper, líder mundial en distribución de papel, embalaje y comunicación visual. «En 2022 ya adquirieron una firma española y les planteamos la posibilidad de hacerse con Gosuma», apunta. Tras una larga y compleja negociación, el pasado 31 de marzo sellaron la venta de la firma burgalesa. «Hemos acordado un programa de colaboración durante un año, que puede ampliarse en función de los intereses de cada una de las partes», explica.

Los quebraderos de cabeza que habían traído a Manuel González por el camino de la amargura durante los últimos meses ahora por fin han remitido. «Conseguimos que Gosuma siga funcionando, los empleados conserven su puesto de trabajo y Burgos mantenga una empresa importante dentro del sector del embalaje», apunta. «Son situaciones en las que tienes que mantener la calma y no transmitir incertidumbre a la plantilla», reconoce.

Lo que sí que ha cerrado y no volverá a abrir la persiana es su famoso despacho de la calle San Cosme. «Estamos en proceso de sacar las cosas y devolver el local a su dueño», explica. La caída del consumo entre los hogares y el comercio, que sostenían esta pequeña tienda, están detrás de su clausura. Sin embargo, en la faceta industrial la facturación de Gosuma no hace más que crecer. En estos momentos cuentan con más de un millar de clientes por todo el país que le permiten ingresar una media de 5 millones anuales.

Planes de expansión. La intención que tiene el nuevo dueño de la firma burgalesa es tratar de multiplicar los beneficios que generan en Villalonquéjar y ampliar su ya de por sí extenso radio de acción. «Queremos que Gosuma, es decir, Burgos, se convierta en el centro neurálgico del área de packaging (embalaje) de nuestra compañía para el norte de España», asegura Enrique Hernández, director general adjunto de Grupo Antalis.

Para tal cometido contratarán más personas -aún no han cuantificado cuántas- pero sí adelantan que será un alza considerable. En Madrid cuentan con un almacén para distribuir mercancías de 23.000 metros cuadrados, aunque no descartan la construcción de un nuevo recinto en Burgos si los ingresos crecen de forma notable. No obstante, se tratará de un proyecto a largo plazo. «Las expectativas de desarrollo son espectaculares. Nos ha impresionado mucho Villalonquéjar», sentencia Hernández.