Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Cortoplacistas

14/07/2022

El debate sobre el Estado de la Nación ha sido una exhibición de cortoplacismo y de búsqueda de réditos electorales de PSOE y PP, en este bipartidismo encubierto propiciado por la decadencia de los extremos.
Los asesores de Sánchez habían detectado que la inflación galopante, culpable de la pérdida de poder adquisitivo, y las broncas internas en el propio Gobierno eran los causantes del abandono de sus votantes. Había que atajar de forma rápida, no tanto los problemas como el hartazgo ciudadano.
Así, su discurso y sus propuestas fueron un guiño a los socios y a los colaboradores necesarios para acabar la legislatura. El castigo fiscal a dos sectores, la banca y las eléctricas, que no concitan mucha simpatía popular, fue el golpe de efecto que le reconcilió con la bancada morada, y eso que no habían sido consultados. Expertos económicos dudan que esta mayor recaudación fiscal tenga algún efecto para frenar él peligrosos incremento del alza de los precios en materias tan básicas como los combustibles y los alimentos. Ayer, por cierto, el INE confirmó el peor dato de inflación en los últimos treinta y siete años: el 10,2%.
Esos nuevos ingresos en las arcas del Estado permitirán, sin incrementar más la deuda, una mayor inversión social que alcance, de verdad, a quien más lo necesita. Si es que alguna vez les llega.
Pese al enfrentamiento verbal con el portavoz de ERC, el volcánico Gabriel Rufián, la próxima cita con el president de la Generalitat, Pere Aragones, servirá para suavizar unas relaciones imprescindibles por su apoyo parlamentario. La aprobación de la polémica ley de la memoria histórica, que tanta cancha ha dado al PP y a VOX, consolidará el apoyo de Bildu hasta el final de la legislatura.
Pero, a estas alturas, Pedro Sánchez debe saber que el contento de hoy puede ser cólera mañana. Que la crisis sigue ahí, agazapada tras las vacaciones y la explosión turística. Y que el otoño se anuncia con muy malos augurios económicos que ninguna de las medidas anunciadas en el hemiciclo van a parar.
Que la supervivencia de Podemos y del proyecto de Yolanda Diaz pasa por marcar territorio y reivindicar como propio todas les medidas sociales que atraigan votos. Por tanto, la bronca volverá más temprano que tarde. No se romperá la coalición hasta el último minuto porque los morados saben que fuera de Moncloa se volatizarían en ese cielo que nunca conquistaron.
¿Y el PP? Pues buscando votantes también. Bajo la mirada impávida de Núñez Feijoo, su portavoz, Cuca Gamarra, hizo un discurso en busca de ese centro político que el PSOE y Ciudadanos han dejado libre. Como no podían competir con el golpe de efecto de la subida de impuestos, la calificaron de "populista" y se centraron en revivir la lacra del terrorismo etarra.
Forma parte de la estrategia del líder gallego, pensada al milímetro con el único fin de llegar a la Moncloa. Abandonando las frases altisonantes, que se peleen otros, y pasito a pasito, dejar fuera de juego a VOX. La sobreactuacion, como suele, de Abascal sonó nostálgica. Ha pasado su tiempo.
No hay datos de cuantos españoles siguieron el debate. Pero, sin duda, la percepción general es que todo sigue igual y los problemas sin solucionar.