El GR-14 necesita medio millón contra los desprendimientos

I.M.L. / Aranda
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Lo estrecho de la senda, que se pretende ampliar a su paso por Aranda, y la presencia de taludes peligrosos obligaría a utilizar maquinaria pesada que sólo podría operar desde el río Duero. El proyecto aún no tiene dinero asignado

La presencia de zonas con peligro de derrumbe obliga a realizar una mejora integral de esta senda en Aranda. - Foto: L.N.

Que el tramo urbano del GR-14, la senda que discurre por toda la orilla del río Duero a su paso por la capital ribereña, necesita una inversión es una demanda ciudadana de hace años. Sin embargo, las cuentas del Ayuntamiento de Aranda siguen relegando esta inversión y el deterioro del recorrido se agrava al mismo ritmo que se suman semanas y meses sin que se lleve a cabo actuación alguna, más allá del desbroce que hacen algunos usuarios y la retirada de troncos por bomberos o Protección Civil cuando ocupan el trazado del sendero. Ahora, desde el área municipal de Medio Ambiente se pone el foco en este espacio natural y se ha realizado un cálculo de lo que podría suponer una intervención integral: medio millón de euros.

Un paso adelante para solucionar los problemas que acarrea este sendero de ribera que sólo está sobre el papel. «No se ha incluido en el Presupuesto ni está previsto que se meta en remanentes, es un proyecto en ciernes que no se podrá llevar a cabo hasta que no se destine dinero, será entonces cuando se pueda hacer un estudio más concreto y ajustar más la cifra de gasto», explica el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento arandino, Carlos Fernández, que lamenta no haber podido afrontar la mejora de esta senda antes de concluir el actual mandato. «Primero porque no teníamos técnicos, ahora porque hay otras prioridades, pero sigue siendo un proyecto con el que habría que ponerse cuanto antes», reconoce, porque el paso del tiempo corre en contra de una infraestructura natural que, por su orografía, ya nació con muchos problemas.

El hecho de encontrarse pegado a la ribera del río hace que este sendero esté muy limitado de espacio y complique aún más los trabajos para su arreglo. «Se necesitaría utilizar maquinaria pesada y la única forma de hacerlo es desde el propio río, para actuar en la zona y ampliar la plataforma habilitada para el tránsito de los usuarios, lo que encarece mucho el coste de los trabajos», aclara Fernández, que plantea que ganar terreno en estos cinco kilómetros de ribera que transcurren por el tramo urbano arandino del GR-14 se podría encontrar con otros obstáculos. «Hay que hacer muros de contención y en la zona por la que se podría ganar terreno están todas las canalizaciones de desagüe que complican este proyecto, además de necesitarse una piedras enormes para construir unos taludes seguros que no se lleve el agua cuando hay crecidas», enumera el edil de Medio Ambiente las dificultades que entraña, entre otras, la mejora de este tramo de senda ribereña.

Más allá de un proyecto integral de arreglo de este camino natural junto al río Duero, la falta de mantenimiento se ha convertido en un mal endémico de este recorrido urbano, donde lo que más llama la atención son los tres desprendimientos, al menos, que se han producido en los últimos meses. De hecho, hace tanto de estos derrumbes de parte del talud que la maleza se ha apoderado de ellos, incrementando el riesgo para caminantes y ciclistas que aún se aventuran por esta senda.

A ello hay que añadir las señales que se han ido cayendo, quedando oxidadas, la suciedad acumulada de meses, por no decir de años, con especial presencia de restos de botellón en la zona de monte. Los valientes usuarios también se tropiezan con tramos de la valla de madera con alguna de las traviesas rotas o completamente desaparecidos y los pocos bancos que había para descansar ya son un recuerdo desde hace tiempo. Esta falta de mantenimiento facilita que la vegetación haya vuelto a hacerse dueña del espacio, aunque la labor altruista de ciudadanos concienciados impide que se trague totalmente el sendero. Con este panorama de casi abandono, esta senda perdió su homologación con ruta de gran recorrido en septiembre de 2020. Muchas han sido las denuncias públicas por esta situación pero ni el Ayuntamiento de Aranda ni la Junta de Castilla y León, en los tramos que le corresponden, han hecho nada al respecto.