Un Reina Sofía de lo más conceptual

SPC
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El reconocido Ibon Aranberri desembarca en Madrid con una amplia retrospectiva industrial de más de tres décadas de trabajo

Un Reina Sofía de lo más conceptual

En el arte conceptual prevalece la idea frente al resultado final, mientras los objetos de uso cotidiano se convierten en habituales del escenario creativo. Eso es precisamente lo que muestra el artista vasco Ibon Aranberri en el Museo Reina Sofía a través de una retrospectiva industrial que se remonta a los años 90.

Siguiendo la estela de Carl Andre, Robert Barry, Douglas Huebler o Lawrence Weiner, entre otros, el reconocido artista guipuzcoano presenta más de 40 piezas industriales en donde realiza un repaso a toda su carrera que es «de todo menos pintura», aseguró hace unos días.

En Vista parcial, que podrá visitarse hasta el 11 de marzo del próximo año, el creador resignifica y adapta al espacio expositivo tres décadas de carrera con obras tan emblemáticas como Política hidráulica, Luz de Lemóniz o Gramática de meseta.

Un Reina Sofía de lo más conceptual Un Reina Sofía de lo más conceptual Las 10 salas que forman esta «exposición de exposiciones», como él mismo la definió, sirven para conocer la trayectoria de un artista que comenzó su carrera en la «exploración introspectiva» del estudio para después abandonarlo y entrar en una «dimensión natural y monumental».

«La característica principal de esta muestra es que no es tanto una presentación unitaria de los trabajos, sino una activación de obras que jamás se han expuesto unas con otras» y donde «como en un libro, un capítulo da lugar al siguiente», explica. Así, desde cada espacio se vislumbra lo que vendrá después.

La exhibición, organizada por el Reina Sofía y el Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco, comienza con una sala en la que se contraponen una serie de pantallas con grabaciones efectuadas en los años 90 en las que se observan repoblaciones forestales en la Cordillera Cantábrica y una enorme tarima que fue un suelo utilizado en la muestra individual de Aranberri en la Kunsthalle de Basilea en 2007.

Sigue con Luz de Lemóniz (2000), un proyecto tipo ensayo de maquetas, fotografías y diapositivas sobre la construcción inconclusa de la central nuclear y la narración de la compleja lucha política que se generó a su alrededor en los años 70 del pasado siglo.

La performance de 2003 en la que el artista cerró y abrió la cueva prehistórica de Iritegui para lograr su resignificación y recodificación queda plasmada en Geometría de los agujeros negros (2019), compuesta por las enormes planchas de acero que cerraron el acceso a la gruta. También se exponen dibujos (los únicos en la exposición) de murciélagos.

Obsesión hidráulica

En la composición Mar del Pirineo, seis grandes módulos de poliéster y fibra de vidrio colgados de la pared (por primera vez, se habían expuesto con otras disposiciones), el autor representa la cartografía real, aunque invertida, de un complejo de recreo junto a una infraestructura hidráulica.

Por su parte, la pieza que forma parte de los fondos del Reina Sofía, Política hidráulica, es una instalación de decenas de fotografías de presas y embalses tomadas entre 2004 y 2010. Se encuentran enmarcadas y apoyadas unas sobre otras contra una esquina de la sala.

Mientras, en Exercises on the North Side (Ejercicios en el lado norte, 2007), Aranberri se propone producir una película de cine de montaña, y expone, además de sus grabaciones, los elementos del mundo del alpinismo que utilizó y los materiales fotográficos.

Una de sus últimas composiciones es Modelos y constructos (2014), en la que el autor deconstruye una estatua partiendo de su propia ausencia. Los restos del proceso, así como la idea de vacío, dan cabida a nuevas lecturas y experiencias estéticas de este artista experimentador, que también utiliza materiales y objetos antiguos como pedazos de iglesias derruidas o incluso calcos de tumbas.