Mientras por un lado los esfuerzos estatales en la línea Madrid-Aranda-Burgos tan solo se plasman sobre el papel, a escasos kilómetros, en las inmediaciones de Valladolid, el Adif lleva invertidos casi un centenar de millones para construir de cero su Variante Este para el tráfico de mercancías.
El organismo dependiente del Ministerio de Transportes acaba de adjudicar un contrato valorado en 15 millones para culminar las obras de vía y electrificación de esta nueva infraestructura ferroviaria. Este compromiso adquirido con el nuevo trazado y complejo logístico que se levanta al este de la capital pucelana choca con la entidad que acumulan los trámites administrativos para la reapertura del Tren Directo.
Y es que si, tras un parón por la crisis económica, las obras en Valladolid van avanzando en los últimos meses, la evolución de la cuestión burgalesa es casi nula. Desde que la ministra de Transportes anunció en noviembre de 2021 la inversión de 11 millones de euros para reabrir el Directo entre Aranda y Madrid apenas se ha elaborado un estudio para abordar cómo retirar la bateadora atascada enel túnel de Robregordo. Con este documento sobre la mesa cabría esperar alguna actuación sobre el terreno. Sin embargo, ahora el Adif exige un estudio de viabilidad sobre la línea ferroviaria, lo que dilatará un posible inicio de trabajos a pie de campo hasta al menos 2025.
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