«Nos preparamos para un consumo muy moderado en los hogares»

L. NÚÑEZ-G. ARCE
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ENTREVISTA| Tomás Pascual, presidente de Calidad Pascual, analiza la situación de la compañía y los proyectos en marcha

Tomás Pascual Gómez-Cuétara, presidente de Calidad Pascual - Foto: Valdivielso

Lleva 16 años al frente de la empresa alimentaria que fundó su padre en 1969, el recordado Tomás Pascual, y ya se ha curtido en graves crisis, años de bonanza y un fenómeno tan excepcional como una pandemia, del que -reconoce- han salido reforzados. Calidad Pascual sigue siendo un referente empresarial a nivel nacional e internacional bajo la dirección de la segunda generación familiar, que continúa teniendo en Aranda de Duero su gran centro productivo y de decisión. Tomás Pascual Gómez-Cuétara reconoce que afrontan momentos de gran complejidad, de cambios y de retos, pero insiste en que están preparados y que van por la buena dirección.

¿Cuál es la realidad actual de la compañía?
Muy intensa, marcada por la incertidumbre y la inflación. Salimos de la pandemia como un sector esencial y estratégico y ahora nos enfrentamos a una inflación extraordinaria. La recuperación de la demanda ha ido a mayor velocidad de lo que las empresas han sido capaces de atender y ahora, por desgracia, nos encontramos con una guerra que ha generado una inflación de oferta. No hay disponibilidad de productos por la ausencia de cereales, fertilizantes, piensos y por la energía. Nos estábamos empezando a recuperar de la pandemia, donde cayó de manera muy fuerte el consumo fuera del hogar. Hemos tenido un verano muy bueno en este sentido y, de hecho, se ha alargado a septiembre y octubre. Esperamos un diciembre también muy bueno y luego vamos a ver qué pasa...

¿No han notado menos consumo por la fuerte subida de los precios?
Sí, y nos ha afectado, sobre todo en el consumo en el hogar y en el gran consumo. Entre el 45% y el 50% de nuestras ventas son consumo fuera del hogar, en la hostelería principalmente, y eso ha funcionado bien. Ahora estamos viendo cómo no repercutir la subida de costes al consumo del hogar, conteniendo nuestros márgenes para que el impacto en el consumidor sea el menor posible. Estamos haciendo esfuerzos en la cadena de suministro, optimizando procesos, innovando y lidiamos como podemos con los costes. Estamos modificando formatos y productos para ofrecer el mismo valor con el menor coste posible. 

¿Cómo evolucionan los números de la compañía ante esta presión?
Están muy afectados. En facturación crecemos un montón, entre un 17% y un 18%, aunque es una inflación que asumimos nosotros. Nuestros volúmenes, en cambio, crecen en torno al 1%, muy beneficiados por el crecimiento de la hostelería, pero perjudicado por el gran consumo. Solo en este último segmento crecemos hasta un 8% en valor, pero caemos un 1% en volumen. 

¿Les perjudica su apuesta por la calidad?
El comportamiento del consumidor ha cambiado: dispone de dinero para gastar, pero gasta en productos más baratos. Busca valor al menor precio posible. El precio ha cobrado una mayor dimensión. Hay un crecimiento de las marcas de distribución (marcas blancas) muy importante, en detrimento de marcas con más valor. Nosotros vemos en el consumo cuatro tipos de perfiles: los que no quieren y no pueden gastar más, por lo que van a precio (que son en torno al 40% de los consumidores); los que sí quieren consumir como antes y buscan ofertas; los que buscan valor añadido al cambiar de marcas; y los que buscan novedades e innovación. Tenemos que trabajar para todos y adaptarnos al que no puede pagar tanto. La frecuencia de compra ha descendido, por lo que apostamos por alternativas de productos que te permitan competir en la compra diaria, con formatos de leche de medio litro o de agua de 8 litros, donde el impacto del coste del envase sobre el producto es menor y, además, es más sostenible. Dicho esto, nuestros márgenes sufren, han caído a la mitad porque estamos absorbiendo muchos de los incrementos de costes. Nuestra situación financiera es buena y sabemos que esto cambiará en algún momento. En el momento en que la causa de la subida de precios se corrija, estos bajarán. La tendencia es que la inflación se modere, aunque no sabemos cuánto va a durar la guerra ni la evolución del precio de la energía. 

¿Por qué el precio de la leche es alto?
Por la subida de los precios de producción por la guerra, por el transporte y por la situación del mercado mundial. Dependemos, básicamente, del número de vacas que hay pastando en Nueva Zelanda, el gran exportador mundial de leche, así de simple. Y allí ha habido dos años sequía, poco forraje y ha caído la producción. La mayor parte de la leche que se produce en el mundo es para autoconsumo de cada país. Lo que se exporta va con destino a países en vías de desarrollo o a China, aunque está consumiendo menos con la pandemia. Nueva Zelanda produce leche para exportar y a un precio bajo, pero en los dos últimos años no ha habido leche barata y todos los países suben los precios de la suya.

¿Qué previsiones barajan para 2023?
Prevemos una contención del consumo, aunque no sabemos si habrá recesión o no. Nosotros vivimos del consumo y nos afectará, aunque sigue habiendo empleo, por lo que, aunque las rentas bajen, no bajarán los que trabajen. Nos preparamos para un consumo muy moderado en los hogares y también fuera de ellos, sobre todo tras las Navidades. Bajará la inflación y se moderará el coste de la energía y de las materias primas. En la leche ya vemos muy cerca lo que se está pagando y las previsiones más altas de precio que se barajaban a nivel mundial. Con el crecimiento prácticamente en cero, hay que trabajar la eficiencia, en crear valor con nuevas propuestas y, como ya estamos haciendo, en colaborar con terceros para que con costes similares podamos conseguir mejor mercado.

¿Por ejemplo?
La compra de Café Jurado nos ha permitido unir dos marcas para abarcar más mercado. Con Idilia Foods cogestionamos las marcas Cola Cao y Pascual o en nuestra red de distribución hemos incorporado productos de terceros para poder vender más y llegar a más clientes con un coste repartido.

En el mercado internacional también han apostado por las alianzas.
Es un ámbito estratégico para España, pues somos uno de los grandes productores de calidad en el mundo, el tercer exportador de alimentos y bebidas de la Unión Europea y el séptimo a nivel mundial. El futuro es fantástico en este ámbito, ayudado por la caída de la paridad del euro frente al dólar. La balanza de pagos de la industria agroalimentaria es positiva, se exportan más productos, se importan menos y se consume más producto local. En este contexto, Calidad Pascual tiene en marcha cuatro alianzas internacionales  en Filipinas (para cubrir todo el sudeste asiático), en Angola (para África central) y en Guatemala (para Centroamérica y Caribe). Son países dolarizados que ahora tienen más capacidad de compra. Es una forma de crecer y de compensar lo que ocurre en nuestro país.

¿Acometerán nuevas inversiones en la fábrica de Aranda? 
Aranda es nuestro corazón. Somos una empresa castellano y leonesa y nos gusta serlo. Iremos adecuando las inversiones previstas a la situación de mercado. En Aranda producimos de todo menos agua mineral y café. En leche no esperamos un gran crecimiento, pero sí en agua mineral o en yogures, de los que exportamos mucho. También en batidos, donde tenemos oportunidad de seguir creciendo. Dicho esto, con todo, habrá inversiones de mantenimiento, de modernización, de eficiencia para conseguir envases más funcionales. Estamos modernizado y flexibilizando la fábrica para poder ofrecer más productos, porque lograr más volumen durante el próximo año y pico será complicado. La fábrica sigue siendo clave e importante y las inversiones van a venir más para adaptarnos a los tiempos actuales, flexibilización, innovación en nuevos formatos y envases. 

¿Eso incluye empleo? 
El empleo se va a mantener. En el grupo somos casi 2.300 empleados. Este año hemos contratado a 300 personas. Son nuevos puestos que compensan otros en los que se han cambiado funciones. Con la nueva ley de transporte, la entrega la tiene que hacer el personal de fábrica [no el transportista], por lo que hemos contratado personal de transporte.  Más que contratar, vamos a mover personal para adaptarlo a las nuevas circunstancias. No va a haber un crecimiento de empleo muy grande  mientras produzcamos más o menos lo mismo. Vamos hacia una cualificación mayor, a la polivalencia, a que la gente pueda trabajar diferentes productos..., ahí sí que tenemos un tema de talento.

¿Qué profesionales son los que más les cuesta encontrar?
Necesitamos especialistas en mantenimiento técnico o electrónico. En Aranda existe una demanda importante de perfiles técnicos, pero hay mucha rotación, y eso que tenemos una buena escuela de FP con San Gabriel. Es un foco industrial muy importante: es centro agroalimentario y también centro tecnológico.  Aranda tiene una cosa muy buena: mucho y muy buen talento. Para puestos medios industriales hay gente muy bien capacitada. El problema es que a veces prefieren irse a Madrid. Nosotros, en general, estamos muy satisfechos en lo que a talento se refiere. Aranda y Pascual tienen una muy buena relación. Contamos con casi 900 empleados, damos servicio a muchas otras empresas y generamos gran cantidad de empleo indirecto. Somos una parte de la vida de Aranda.

Como motor económico de la ciudad, ¿qué aspectos echan en falta para que progrese, lleguen nuevas empresas y crezca en habitantes? 
Disponer, quizá, de más mano de obra, pero en general Aranda es un buen sitio para venir. Echo de menos poco. Tiene una oferta cultural y gastronómica espectacular. Ahora se empieza a hablar del enoturismo, que nosotros todavía no explotamos como debemos. Históricamente era más un punto de paso y hay que conseguir que la gente se quede aquí. Los de Madrid y Bilbao todavía se vuelven y se van en el día. Necesitamos mayor desarrollo turístico. Si le va bien a Aranda, nos va bien a nosotros. Creo que instalarse y crecer en Aranda es fácil. De hecho, en los últimos años han llegado empresas.
Se habla de la desaparición de granjas por inviables. Incluso, se habla del riesgo de desabastecimiento de leche. ¿Se llegará a ese extremo? 
Es verdad que ha disminuido el número de ganaderos. Cuando entré a trabajar aquí en los 90 había más de 120.000 en España. Hoy hay poco más de 10.000, pero se produce más leche. ¿Qué ha ocurrido? Se han profesionalizado. Muchas veces veo más digitalización en el campo que en las industrias. También ha habido un fenómeno previo a esta situación: la desaparición de ganaderos. Vivir en el campo es muy duro y la gente busca alternativas más cómodas. Las vacas dan leche los siete días de la semana y hay que estar ahí. No obstante, las nuevas tecnologías lo están facilitando. 

 

Hay dinero para gastar, pero se gasta en productos más baratos"

Ustedes dan becas a los hijos de ganaderos y agricultores.
Efectivamente. Hay jóvenes que están transformando las explotaciones de sus padres. En esa España vaciada hay mucha vida si sabes gestionarte. Hay ejemplos de gente joven que ve una oportunidad de desarrollo de negocio y también una calidad de vida muy buena. Por otra parte, la producción de leche ha continuado creciendo y ahora se produce más que en 2019. Si fuera no hay tanta leche, vienen a buscarla donde hay. Por eso los precios suben tanto y hay esa sensación de que existe menos disponibilidad de leche, pero no va a haber desabastecimientos. Los desabastecimientos más grandes que hemos visto han sido como consecuencia de la huelga de transporte. Lo vimos en marzo y no sé qué veremos ahora. Puede que puntualmente a alguna empresa le falte algo por planificación. No hay un motivo para preocuparse.

¿Se han preparado para la huelga del transporte de esta semana?
Sí, aunque es complicado porque ahora no hay tanta leche. Intentamos aprovisionarnos para que nos afecte lo menos posible y no sólo de leche, sino también del resto de materiales. En la anterior huelga hubo empresas que dejaron de producir porque les faltaba sosa para la limpieza de los equipos. Lo que sí que pedimos a los convocantes es que sean conscientes de lo que reclaman. Dicen que no se está cumpliendo la aplicación de las variaciones del coste del combustible ni la descarga por parte de las propias empresas. En general, salvo excepciones, la industria está cumpliendo esas dos cosas. La segunda petición es al Gobierno, para que actúe más rápidamente porque en la anterior huelga se tardó bastante tiempo. Una huelga son dificultades añadidas y ahora lo que necesitamos es estabilidad. 

En su estrategia logística, ¿apuestan por Aranda o por Illescas (Toledo)?
Aranda tiene una ubicación excepcional, está casi en el centro geográfico de la Península. Con el tema de Illescas buscamos calidad de servicio, costes y flexibilidad. Por eso hemos cambiado el modelo. Antes, los camiones y toda la preparación de agrupaciones de mercancía se hacía en las fábricas para que fueran a unas delegaciones, donde llegaban los pedidos y nosotros hacíamos el picking para servir a los clientes. Ahora lo que queremos hacer es intentar mover lo máximo posible en camiones completos, ya que el transporte es un recurso escaso. Incluso queremos compartir camiones con otras empresas. Se trata de agrupar mercancías de nuestras marcas y de terceros para llegar a nuestros clientes. El volumen de Aranda seguirá siendo el mismo. 

¿Se plantean usar el tren de nuevo?
Mi padre apostó y, de hecho, desde la planta de Gurb (Barcelona) salían dos camiones a la semana que iban a una plataforma que recibía trenes y desde ahí hacíamos reparto. Desde Aranda salía todos los días un tren que iba a esa plataforma y luego a Madrid o Barcelona. Las plataformas nos permitirían hacer eso. Nos gustaría, y sabemos que hay iniciativas que están pensando en eso, que se crearan grandes espacios ferroviarios para el movimiento de mercancías, de tal forma que nosotros trasladáramos la mercancía desde nuestras fábricas a algún centro y que hubiera movimiento. Una sola empresa es difícil, necesitas juntar a varias para que haya movimiento de mercancías. Además, todo lo que se mueva de transporte por carretera a ferrocarril significa menos emisiones, menos desgaste de carreteras y un mantenimiento más sencillo.  Nos afectó la separación de Renfe y Adif y que se cerrara la estación de Aranda. Puedo entender que a Adif no le salgan los números para montar toda una plataforma en Aranda para los que estamos aquí y que sea más barato mandar camiones a una plataforma grande. Recuerdo que intentamos montar una vía de tren a la entrada de la fábrica y en aquella época eran 3.000 millones de pesetas. Mucho camión tenías que mover para amortizar eso. Pero sí que creo que es necesario. Debería haber un proyecto con iniciativa por parte del Ministerio de Transportes porque sería muy beneficioso para este país. Sobre todo, teniendo en cuenta que faltan transportistas.

¿Apoyaría reabrir el Directo?
Sí, a Aranda le vendría muy bien. Incluso aunque tuviéramos que llevar la mercancía a la estación de Aranda. 

Invertiremos en Aranda de acuerdo a la situación del mercado"

Hay un PERTE de ayudas europeas a la industria agroalimentaria, ¿Pascual participa en algún proyecto?
Lo estamos intentando, pero es muy complicado. Creo que los PERTE tienen un buen fin, pero el gran problema es la dificultad que hay para acceder a las ayudas. A nosotros, que somos una empresa grande, nos cuesta y no podemos. Te piden una serie de requisitos que son difíciles hasta para las grandes empresas. La tramitación está yendo muy lenta. Estamos algo decepcionados porque es muy difícil hacer que eso llegue a las empresas. Nosotros tenemos muchos proyectos tanto de transformación digital, como de sostenibilidad, empleo... 

¿Crecerán comprando empresas o con nuevas alianzas?
Sí. Tenemos varios ejes de crecimiento. En el sector lácteo es más difícil crecer porque es un mercado maduro, que, además, es objeto de mucha competencia entre los diferentes retailers. De hecho, las rentabilidades son de las más bajas del sector agroalimentario. Pero, por ejemplo, podemos crecer en agua mineral porque es un recurso escaso y se va a convertir en crítico. Algunos nos dicen que nosotros explotamos el manantial, pero es al revés, permitimos que esa agua no se pierda. Luego está el mundo Plant-Based, donde tenemos una apuesta de crecimiento en bebidas vegetales. Nos falta la parte de proteínas sólidas, con alianzas con terceros o startups para entrar en el mundo del non-meat y non-milk [sin consumo de carne y leche]. De hecho, tenemos un proyecto que se llama Milk Cubator donde apostamos por la fermentación de precisión, es decir, por producir leche con bacterias. Apostamos por todo ese mundo con nuestras capacidades y nos aliaremos con otros para que nos complementen. La compra es más complicada, las alianzas son más fáciles. En el mundo del café somos un operador importante y queremos seguir creciendo. Tenemos una presencia importante en hostelería. Además, trabajamos en tres nuevas categorías en café, sabiendo que los crecimientos serán lentos al principio. 

¿Qué fechas se marcan para hacer realidad estas estrategias?
En horizonte de 2030. Esto supone, de alguna forma, crecer significativamente. A ello se suma el e-commerce, los modelos de suscripción y venta a domicilio y el comercio internacional, de los que esperamos mucho. El próximo año y pico o dos años serán difíciles, pero podremos crecer en estos nuevos mercados. No hemos querido decir a los directores lo que la familia espera crecer para que no se asusten. Solo les hemos dicho dónde queremos crecer y que nos traigan ellos las propuestas para hacerlo. Lo que decimos es 'no me digas que no se puede hacer, dime qué hay que hacer para conseguirlo'. Es lo mismo que repetidos al Gobierno sobre el tema de la sostenibilidad. Los objetivos los tenemos claros, pero necesitamos que nos dejen marcar los tiempos porque no es fácil, por ejemplo, por la fiscalidad que nos proponen. Hay que llegar. Vale. Negociemos el cuándo. 

¿Los plazos no son realistas?
No, en muchos casos están yendo más allá de lo que la propia UE pide. Tienen que hablar más con las empresas y preguntar. Parece que somos los malos cuando lo que hacemos es generar desarrollo económico y empleo. Las empresas somos necesarias y hay que facilitar la capacidad de crear empleo. Que nos ayuden con los costes, que se tomen medidas para que el coste energético no suba y baje. Es cierto que depende mucho de la UE. Habría que trabajar para que el consumo no se vea tan afectado. Por eso, la otra gran reclamación es el tema del IVA. La leche ya tiene un IVA reducido del 4%, pero hay otros productos que se podrían tocar, como la energía.