Otra granizada arrasa cultivos en una docena de localidades

I.P. / Rioseras
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Más de una docena de localidades en el entorno de la N-627 sufren daños en el cereal, girasol, colza y vezas que en algunas fincas llegan al 90%. Esta zona tenía buenas previsiones de cosecha tras las últimas lluvias, ahora truncadas

Isidoro Rodrigo y Jesús Alonso con los granos de cebada en la mano y las espigas cortadas por la piedra. - Foto: Luis López Araico

El cielo se abrió a primeras horas de ayer, hacia las 07:00 de la mañana, y volvió a descargar con intensidad una fuerte tormenta de agua y granizo, que fue cubriendo de un manto blanco calles, plazas, carreteras y cunetas de una amplia zona del entorno de Burgos, desde Villatoro y el polígono de Villalonquéjar, donde también se dejó notar, hasta coger una franja de terreno que fue dejando piedra en más de una docena de localidades en las márgenes de la N-627.

Según explican algunos agricultores de ese entorno, los daños en los cultivos han sido importantes, desde Sotopalacios hasta los Rublacedos y Caborredondo, pasando por los términos de Quintanadueñas, Páramo del Arroyo, Sotragero, Villarmentero, Quintanilla Vivar, Vivar del Cid, Celada de la Torre, Rioseras, Temiño, Robredo Temiño, Tobes y Rahedo y en general, todo el Valle de las Navas. 

La intensidad de la granizada no se repartió por todas las localidades con la misma intensidad, pero en Rioseras los efectos fueron devastadores, según explica Jesús Alonso, un agricultor que ayer lamentaba su mala suerte y aseguraba que a él le habrá afectado en sus cosechas de trigo y cebada hasta en un el 98%, y no solo en las de Rioseras, sino las que siembra también en Robredo Temiño y Temiño. «Ya hemos hecho la cosecha», sentencia mientras mostraba los granos de cebada esparcidos por el suelo y las espigas tronchadas.

Y así en prácticamente en todas las fincas de cebada y trigo del entorno, así como en el girasol que hacía unas semanas que se había sembrado y ya estaba bastante crecido; la piedra ha cortado las hojas, aunque en este caso, Jesús dice que aún pueden recuperarse, no así las colzas, las vezas y alfalfa que también se han visto muy dañadas. «Esto es un desastre», asegura este agricultor, que no podía por menos de reconocer que tanto esfuerzo y, sobre todo, tanto gasto en abonos y fertilizantes, «para esto».

Él no perdió tiempo y ya por la mañana, en cuanto recorrió las fincas, dio parte al seguro. Ahora solo espera que el perito venga pronto a tasar para ver si es posible segar las fincas más dañadas en verde y así, al menos, sacar algo de rentabilidad (...).

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