No descartan limitar la pesca si cae más el caudal de los ríos

GUILLERMO ARCE / Burgos
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La Junta asegura que la situación de los cauces en Burgos es «aceptable» para la supervivencia de las especies piscícolas aunque, si no llueve antes del verano, puede transformarse en crítica

La falta de lluvias primaverales y los bajos caudales que presentan los ríos están condicionando la actual temporada de pesca. - Foto: Valdivielso

Especular con el fin de la temporada de pesca en el arranque del mes de mayo puede parecer una broma pesada para los amantes del río, pero a escasos kilómetros de Burgos, en la comunidad vecina de Cantabria, ya se ha prohibido desde finales de abril en los tramos finales de cuatro de sus ríos emblemáticos, lo que, al menos, invita a una reflexión sobre la crisis climática en la que estamos inmersos y todo lo que conlleva. 

Desde finales del pasado abril, se ha prohibido la pesca en el Asón, el Pas, el Nansa y el Deva, ríos referentes en la pesca del salmón y la trucha y cuyos caudales están hoy al límite por una sequía histórica, que incluso ha obligado en plena primavera al rescate in extremis de los peces atrapados en las últimas pozas con agua.

Al otro lado de la Cordillera Cantábrica, en la provincia de Burgos, la situación aún no ha llegado a tales extremos, aseguran desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta, aunque no se descarta que, de seguir el tiempo extremadamente seco como hasta ahora, se establezcan determinadas limitaciones a la pesca para evitar daños irreparables en las poblaciones piscícolas. 

Por el momento, aseguran desde la Junta, los caudales se pueden considerar «aceptables» para la supervivencia de los peces, «aunque si no llueve lo suficiente antes de la época estival, es muy probable que los caudales, en muchos casos, sean inexistentes o insuficientes para garantizar la vida de las especies ligadas a ese medio».

A este respecto, se recuerda que la Ley de Pesca de Castilla y León prohíbe pescar con caña en pozas aisladas como consecuencia de la disminución de caudal en las masas de agua, situaciones que no son descartables en los ríos pequeños, los más vulnerables a la escasez. 

En este sentido, los agentes medioambientales y celadores de medio ambiente están muy atentos a la evolución de los ríos para ver si la falta de agua ocasiona problemas «no solo a los peces, sino también de otras especies que forman parte de los ecosistemas fluviales».

El Servicio Territorial de Medio Ambiente insiste en que el seguimiento, control y regulación de caudales es competencia de las confederaciones hidrográficas (las del Duero y el Ebro y Norte) y es a estos organismos a los que compete poner limitaciones.

Entre los colectivos de pescadores aún no hay una preocupación extrema, aunque sorprende la sucesión de días con temperaturas muy por encima de lo que es normal para estas fechas. Tampoco descartan que se cierren tramos de río anticipándose a los calendarios previstos, antes de que la falta de lluvias les haga impracticables para la pesca. Ya ha ocurrido en otras temporadas.

Rescates. En Medio Ambiente recuerdan rescates puntuales de peces para salvarlos del desastre. Es más, este tipo de actuaciones están previstas dentro del operativo, aunque son complejas. «Son tareas complicadas porque en la época en la que se suelen realizar (periodo estival) hay poca disponibilidad de personal, dado que coincide con la época de peligro alto de incendios y vacaciones, en la que muchos de los agentes y celadores están realizando guardias, dentro del operativo de extinción de incendios forestales de la Junta de Castilla y León». 

Además, explican, para que el rescate de peces sea efectivo se debe contar con alguna masa de agua permanente y con caudal suficiente, no excesivamente lejos del lugar del rescate, para que se puedan trasladar allí los peces. Las altas temperaturas de esas épocas impiden realizar, con garantías, traslados a largas distancias de los peces rescatados.