Y besar a la luna

A.S.R.
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La instalación del británico Luke Jerram en el parque del Doctor Vara permite sentirse un selenita, fotografiarse junto o bajo el satélite o ver su reflejo en el agua. Sigue hoy y mañana

Fotografiarse con el satélite se convierte en el mayor atractivo de la estructura de siete metros de diámetro, con sus cráteres y ondulaciones. - Foto: Patricia

No hace falta levantar la mirada para guiñar un ojo a la luna en el firmamento estas noches. El satélite baja de las alturas y se deja acariciar por cuantos por su lado pasan. Su poder de seducción no admite peros. The Moon, la instalación del británico Luke Jerram, flota sobre el estanque del parque del Doctor Vara. Una luna llena, poderosa, rotunda, de siete metros de diámetro, una luna de plata, que, como escribió Lorca, enseña, lúbrica y pura, / sus senos de duro estaño. Una luna mágica que se mantendrá en este espacio hoy y mañana durante todo el día, con iluminación de 18 a 22 horas (entrada libre). 

La luz que irradia cuando la noche cae, en medio de la oscuridad, asomada entre las ramas de los árboles, con unos focos azules y un misterioso sonido que imprimen más enigma a su presencia, conduce los pasos irremediablemente hacia ella. Inesperados selenitas con los móviles preparados ya desde la entrada al parque, por la calle Trinidad o por San Francisco. Cada punto de vista brinda una foto nueva, una instantánea para compartir en el grupo de WhatsApp de la familia o de los colegas. Los ohhhh, los aplausos o las sevillanas que proclaman un olé tardan poco en llegar. Dan fe Martina, Patricia y Nekane, que acaban de enviar una «foto chulísima» a unas amigas que pronto y entre una hilera de exclamaciones preguntan dónde están. 

Ángel y Pepa pasaban por allí y, entre risas, afirman que la visión de esa irresistible luna ha sacado su lado más romántico. Repiten una y otra vez un selfi sin dar con el perfil deseado. Quizás se ha puesto celosona. Insiste también otra pareja con su autorretrato junto al agua, para salir con ella y su reflejo. De frente, al lado, debajo, a unos metros, a escasos centímetros... Parece que todos sus perfiles son buenos. 

Su imponente imagen, el dibujo de sus cráteres, surcos y ondulaciones, los mismos que tiene en su superficie real, su mágico reflejo en las aguas del estanque y el escondite al que juega entre los árboles que se levantan hacia el cielo en el parque hacen inevitable este encuentro con esta luna, que también flirtea con el sol. 

ARCHIVADO EN: Doctor Vara, Lorca