Admiten el recurso de amparo de los presos en el caso Arandina

I.M.L. / Aranda
-

Carlos Cuadrado y Víctor Rodríguez esperan desde la cárcel de Lugo, donde ingresaron voluntariamente, que se declare nula la sentencia condenatoria

Carlos Cuadrado y Víctor Rodríguez tras su último paso por la Audiencia Provincial, en noviembre de 2019. - Foto: Valdivielso

El caso Arandina no ha escrito su último capítulo y está a la espera de que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre los recursos de amparo presentados por las defensas de Carlos Cuadrado y Víctor Rodríguez, los dos condenados por agresión sexual a una menor de 16 años a finales de 2017 en un piso en Aranda de Duero. De momento, ha admitido a trámite el de Víctor Rodríguez, pero los letrados esperan que el de Carlos Cuadrado, que se presentó unos días después, lleve el mismo camino. 

Ambos recursos fundamentan su argumentación en los mismos puntos, pidiendo la nulidad de la sentencia que emitió en noviembre el Tribunal Supremo, en la que se fijaba la condena a nueve años de prisión para cada uno. El escrito de los abogados defensores considera que se han vulnerado hasta tres principios constitucionales, como la tutela judicial efectiva y la igualdad ante la ley. 

La piedra de toque de estos recursos de amparo es el argumento de la proximidad en edad y grado de madurez de los condenados con la víctima, que fue el criterio del que se valió la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León para absolver al tercer acusado en este asunto por considerar que, por edad y madurez, se asemejaba a la menor. El Tribunal Supremo no lo tuvo en cuenta a la hora de aplicar la pena a Cuadrado y Rodríguez, elevando de tres y cuatro años a nueve el tiempo que tendrán que pasar en prisión. «O todo o nada, ¿son inmaduros pero no tanto? Además se han pasado por alto la circular de la Fiscalía que decían que tenían que modular según el caso tanto la edad como la madurez, pero aquí han dicho que no es aplicable, no lo entiendo», remarca Olga Navarro, una de las abogadas que ejerció la defensa en este proceso judicial.

Navarro apunta también que estos recursos de amparo tienen un punto de apoyo en los argumentos del único voto particular que emitieron los magistrados del Supremo «que dice que hay una atenuante muy cualificada que modula en otros casos de la misma sala y, en este caso, no lo ha modulado, cuando en otros casos sí que lo han aplicado». Añaden los letrados de la defensa en sus escritos de recurso otros condicionantes que han afectado, consideran, al derecho de tutela judicial efectiva, destacando Navarro algunos como «irregularidades con pruebas cuando se han practicado o las que se han presentado que no se han valorado, las declaraciones de la niña...».

El hecho de que el Tribunal Constitucional haya admitido, de momento, a trámite uno de los recursos de amparo presentados en este proceso judicial supone que los magistrados estiman oportuno analizar la sentencia del Supremo y emitir su pronunciamiento, poniendo el foco en si se han vulnerado o no los derechos constitucionales de los condenados. Ambos, seguirán pendientes de este nuevo capítulo judicial desde prisión, al haber ingresado voluntariamente en el centro penitenciario de Lugo «porque es pequeño y está muy cerca de sus casas», apunta Navarro como motivos por los que Carlos Cuadrado y Víctor Rodríguez han optado por ese centro, en el que llevan desde el 21 de abril.

Ambos tenían claro que querían pasar la condena juntos y su entorno les ha aconsejado que aprovechen su tiempo en hacer cosas que les mantengan ocupados, como el deporte o los estudios. «Les hemos dicho que se empiecen a sacar una carrera, pero ya», reconoce la abogada Olga Navarro.

«Ella todavía no se atreve a ir sola a ningún lado»
El padre de la víctima reconoce que la entrada de prisión de dos de los acusados no les ha supuesto ningún alivio. «Saber que sólo son dos y el pequeño está libre, haciendo lo que le da la gana,... como el otro, que estuvo jugando al fútbol hasta el último día antes de entrar», se queja con amargura José Miguel Zayas, que añade que «después de cinco años, esto parece de risa, yo casi no esperaba ni que entrasen en la cárcel, porque la sentencia es de noviembre».

Tras el largo proceso judicial, que les ha llevado a sufrir unos tiempos dilatados y una exposición pública que no hubiesen deseado nunca, ahora la familia de la menor quiere mirar hacia delante e intentar seguir con una vida normal. «Ella ahí va, poco a poco, hace vida más o menos normal, pero no quiere salir, no se atreve a ir sola a ningún lado», reconoce con la preocupación propia de un padre. De cara al futuro, la joven que ya ronda los 20 años «se está preparando unas oposiciones para ser militar», una alternativa para su futuro que no disgusta a su padre, que estuvo tres años como voluntario especial.

Lo que aún no ha podido dejar atrás la víctima de este caso es el tratamiento psicológico al que lleva sometida desde hace años. «Hoy o mañana probablemente tenga que ir al psicólogo, en cuanto sale algo así a ella le altera bastante, como la sentencia que dejaba libre a uno de ellos, pero todo se andará», apostilla con más fe que confianza Zayas.

En cuanto al recurso ante el Tribunal Constitucional, aunque no tienen conocimiento por parte de su abogada, que ni tan siquiera les ha trasladado el ingreso en prisión de los dos condenados, el padre de la víctima se expresa resignado. «Ya no me sorprende nada», dice lacónico porque, confiesa, que ha perdido la fe en la justicia. Ahora les espera a él y a su familia unos días complicados.