Una noche perfecta. Miles de personas han podido disfrutar del Vía Crucis de Villalbilla de Burgos en la celebración de sus 50 años, con más de 120 vecinos implicados y un resultado extraordinario, pese a la complejidad de representar los diferentes episodios de las últimas horas  de Jesucristo y de su muerte en tres escenarios diferentes, además de un par de secuencias por las calles del municipio.

La agradable temperatura ha contribuido también a que acudiese muchísimo público, que ha podido contemplar algunos momentos de gran realismo como el camino de Jesús hacia el calvario, el ahorcamiento de Judas tras su traición, el dolor de María como madre o los momentos previos a la Crucifixión, con un vestuario cuidado y un sonido francamente bueno y una iluminación más que correcta. Entre el público, muchas personas procedentes de Burgos capital y algunas caras conocidas de la política, como Ángel Ibáñez, y del deporte, como el presidente de la Federación de Castilla y León de Fútbol, Marcelino Maté, o el director deportivo del Burgos CF, Michu.

El evento ha comenzado poco antes de las nueve de la noche y durante casi dos horas ha atrapado a los espectadores, que han contemplado la Última Cena mientras anochecía y después se han desplazado con los soldados romanos hasta la plaza del polideportivo, para distribuirse a pie de escenario y en el semicírculo superior y escuchar a Poncio Pilatos lamentarse de su mala suerte y a María destrozada por el inminente final de su hijo, ya bajo las estrellas.

Jesús recibe latigazos en su camino hacia el calvario, seguido por uno de los ladrones junto al que será crucificado. - Foto: J.J. Matías

A continuación, tras los estertores de Judas en el árbol donde se ha suicidado, la comitiva ha podido seguir a Cristo y a los dos ladrones, sentir el peso de su cruz y ver cómo solo le ayudaba, y por obligación, un Cirineo encarnado por Carmelo de la Fuente, que durante tantos años ha protagonizado otra representación viviente, la de La Molina de Ubierna, que sin embargo este año no se ha realizado.

Ya en su cruz, en un alto iluminado por una hoguera y varios focos, el público ha asistido sobrecogido a las últimas escenas del Via Crucis, con un Gabriel Arribas impecable en el papel principal, y tras el Descendimiento, ha despedido a la comitiva con un tímido aplauso, más por respeto al momento que por falta de ganas de recompensar el esfuerzo de todo un pueblo, y se ha encaminado de nuevo al polideportivo para tomar unas sopas de ajo, que ha rematado esta jornada tan especial para Villalbilla de Burgos.

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(El reportaje completo y las fotografías, el domingo en la edición impresa)